viernes, 28 de marzo de 2014

KRUGMAN: EL MENSAJE EQUIVOCADO*

* Publicado en el diario La Républica el viernes 28 de marzo de 2014

Santiago Roca (Universidad ESAN)

La semana pasada Paul Krugman estuvo en ESAN y en sus diversas presentaciones dejó a mi parecer un mensaje equivocado acerca del camino a seguir. Si bien en el fondo concordaba que para seguir creciendo teníamos que hacer la economía más productiva, es decir, incrementar la productividad de todos los sectores y especialmente del sector servicios, donde se encuentra la mayoría de la población, utilizó el argumento que había en el Perú sobre una supuesta obsesión con la industrialización, lo cual era una prioridad mal puesta, ya que tener una gran base industrial no es lo más aconsejable y prioritario.


Para explicar en forma sencilla su argumento, utilizó los casos de México y Chile. México, dijo, se ha industrializado sin mejorar sustancialmente su ingreso per cápita; Chile no se ha industrializado, y sigue siendo un exportador de commodities, pero le está yendo mucho mejor en términos del aumento de su ingreso per cápita que México. Por eso, dijo, el Perú no tiene necesariamente que industrializarse.

Obviamente, Krugman conoce que el dilema no está entre ser productor de materias primas o de bienes industriales, sino en conducir y ofrecer los incentivos para que la economía se oriente a actividades que tengan mayor productividad, potencial de generar y retener valor agregado, economías de escala, rendimientos crecientes, innovación, mayor división del trabajo, sinergias, externalidades y fuerzas sistémicas y propagadoras. Y no se trata de que todas las actividades tengan estos atributos, sino que exista una cierta mezcla de preponderancias de las mismas. Por supuesto que hay materias primas y recursos naturales que tienen algunos de estos atributos. Pero regresando por un momento al caso de México, estoy seguro de que Krugman conoce que la industrialización ha tenido poco impacto, porque se basó principalmente en la creencia de que solo a través del TLC, las inversiones extranjeras y el dejar que el mercado y las corporaciones actúen a su libre albedrío, llevaría al crecimiento sostenido. La realidad fue que las empresas priorizaron la maquila y no se interesaron mayormente por la innovación, la transferencia de conocimientos, el aumento doméstico de la productividad, la creación de eslabonamientos y los efectos sinérgicos y sistémicos dentro del propio México. Krugman tiene razón, este tipo de "industrialización" tiene poco impacto.

La visita de Krugman podría haber sido más elocuente y no haber confundido a decenas de políticos y periodistas si hubiera explicado que existen diversos tipos de industrialización y que para crecer en forma sostenida se requiere mejorar la interacción entre el mercado y el Estado para propulsar una economía más productiva en general.

Chile progresa justamente porque su gobierno conduce la economía buscando que añada mayor valor agregado, absorba conocimientos y nuevas tecnologías, obtenga una mayor división del trabajo y mejore su educación; los ejemplos de los clusters de la madera, el salmón, las frutas, las innovaciones en el cobre, etc, son claros al respecto. Chile sostiene el crecimiento y se industrializa de esa manera, aumentando la productividad de sus actividades económicas, pero a través de un mejor balance entre el Estado y el mercado, el trabajo y el capital, y entre el sector privado y el sector público. Por eso le va mejor.

http://www.larepublica.pe/columnistas/analisis/krugman-el-mensaje-equivocado-28-03-2014

AMANTES DEL PASADO*

* Publicado en el diario La Primera el viernes 28 de marzo de 2014

Germán Alarco Tosoni (Universidad del Pacífico)

El editorial del decano de la prensa nacional del pasado fin de semana merece ser comentado. En esta oportunidad, aprovechando la visita de Krugman, señaló que el país no debe preocuparse por la industrialización. Repitió, como afirmó el premio nobel de economía 2008, que tenemos los recursos para ser exitosos. Asimismo, de que hay economías como Noruega, Australia, Canadá y Nueva Zelanda que son ricas partiendo de la extracción de los recursos naturales. Finalizó señalando que no se requiere una política industrial, sino una política de competitividad y educación.

Efectivamente, Krugman es un economista con muchas facetas. En el ámbito interno es keynesiano: promotor de las políticas fiscales y monetarias anticíclicas. En el ámbito externo, a pesar de ser el pionero en el tema de la competencia imperfecta dentro del comercio internacional es etnocentrista. Es contrario a las políticas comerciales estratégicas (como la de China) y a los acuerdos de integración como la Unión Europea y recientemente al Acuerdo Trans-Pacífico (TPP). No relieva los temas distributivos como Stiglitz. En realidad, no hubo sorpresa alguna con las declaraciones en Lima ya que se inscriben perfectamente en su pensamiento.

El decano rechaza la política industrial ignorando que desde hace años atrás no se refiere estrictamente a la industria o a un sector productivo en particular. Son el meollo de las estrategias de especialización o diversificación productiva (Peres, 2006) o de Rodrik (2011) que se refiere a las políticas a favor de las actividades más dinámicas en general. Nadie, o muy pocos, circunscribimos esta política al sector industrial. También se equivocan cuando critican la sustitución de importaciones y las estrategias desde el Estado en general olvidándose que los US$ 93,000 millones de exportaciones anuales de automóviles de México tuvieron origen en esas viejas políticas desde los años sesenta. Hay muchos otros ejemplos exitosos en América Latina: exportaciones de aviones, acero, calzado, industria maquiladora, madera y celulosa, hasta uvas y salmón (Rodrik, 2005).

Es un error absoluto extrapolar estrategias de ciertos países al Perú. No se debe olvidar que Australia y Canadá tienen una dimensión e historia que no tiene que ver con el Perú. Asimismo, Noruega y Nueva Zelanda tienen poblaciones de alrededor de cuatro millones de habitantes y por tanto sus necesidades de empleo no son más de 30,000 personas anuales frente a diez veces más del Perú. El país necesita de la minería, pero una estrategia basada en esta no tiene la capacidad de arrastre y de generación de empleo. La cifra de que 10 millones de peruanos dependen directamente de la minería formal es falsa. Ese número, como el estudio de la consultora que le dio origen, hay que dividirlos entre diez.

http://laprimeraperu.pe/columna/amantes-del-pasado/


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