lunes, 12 de febrero de 2018

PERÚ: ORO INFORMAL, ORO MALDITO

EXPORTAMOS MÁS QUE LO PRODUCIDO FORMALMENTE

ESCRIBE: JORGE MANCO ZACONETTI

En la campaña electoral del 2016 PPK sostenía la propuesta de comprar el oro producido informalmente a lo largo y ancho del país, desde Piura hasta Madre de Dios departamento que con la llegada del Papa ha concentrado las miradas del mundo. En especial por los efectos perversos y devastadores de la producción aurífera, que significa el envenenamiento de tierras, lagos, lagunas, con una explotación de la fuerza de trabajo que nos retrocede al siglo XVII con formas de explotación semiesclavista articulados a un mercado globalizado, como si estuviéramos en la etapa del mercantilismo en el nacimiento del capitalismo.

Con miles de hectáreas deforestadas Madre de Dios experimenta una criminal contaminación que desde los años setenta del siglo pasado, ha convertido a diversas zonas de dicho departamento en “tierra de nadie”, donde la vida no vale nada, con una violencia extrema donde el estado está ausente. Se contamina impunemente pues para extraer un kilo de oro se utilizan dos kilos y medio de mercurio; metal que en su mayor parte es importado y transportado desde la ciudad capital hacia la selva sur oriental.

Es decir, el mercurio insumo necesario para separar el oro mediante el proceso de la amalgama, es formalmente importado y transportado hacia Puno, Madre de Dios y otros lugares como lo es también el combustible que se utiliza en las motobombas, embarcaciones, transportes a vista y paciencia de las autoridades del estado central y regional.

Es también una región donde se reproducen formas de explotación semiesclavistas, con redes de prostitución de mujeres jóvenes que son explotadas por mafias que con falsas promesas son llevadas desde los más diversos lugares del Perú hacia las localidades que han surgido en razón de la bonanza aurífera. Donde con precios superiores a los 1,200 dólares la onza constituye un atractivo la obtención del metal dorado, que es toda una maldición.

En un artículo bien documentado, publicado por Carlos Contreras, “Delta 1, un pueblo minero sin ley en Madre de Dios” en el diario La República del 5/02/18, se menciona las condiciones sociales de explotación, los niveles de deforestación, contaminación ambiental, que se reproducen en menor medida en el resto del país.

LA MINERÍA INFORMAL

En otras palabras, la extracción de oro ilegal e informal, a pesar de los intentos del estado por la formalización minera, en especial de los pequeños productores artesanales, no se limita a Madre de Dios, Puno, también se reproduce en Arequipa, Ayacucho, Ica, La Libertad, Piura, la sierra de Lima.

Ello significa que la explotación informal atraviesa el país, con un daño ambiental, empobrecimiento de cuencas y ríos gracias a una explotación minera que no es controlada por el estado, la cual constituye un grave problema social, económico pues esta producción no paga impuestos, ambiental por el uso indiscriminado de mercurio, metal peligroso cuyos efectos perversos demoran más de 100 años en desvanecerse.

En esa medida en todos estos años desde el 2001 cuando se promulgó la ley de la minería artesanal al presente somos testigos del fracaso de la formalización minera, y de todo lo que ello significa, pues con precios por encima de los 1,300 dólares la onza, la explotación aurífera constituye un negocio rentable y atractivo para las poblaciones subempleadas del campo y la ciudad.

Sí, con precios del oro fijados por el mercado internacional superiores a los 1,300 dólares la onza, donde una onza troy contiene 32 gramos, en la informalidad el gramo se puede cotizar entre 130 a 140 soles. Ello significa que un productor artesanal con una producción diaria de cuatro a cinco gramos podría obtener al día en el peor escenario 520 soles, y en la semana de seis días un promedio de 3,120 soles, lo cual supera de lejos los ingresos propios de la actividad agrícola.

Es decir, para los sectores subempleados del campo y la ciudad, la explotación aurífera constituye todo un atractivo, pues los bajos costos de producción en la producción artesanal, y otras modalidades como cooperativas, asociaciones etc., con precios que bordean los 800 dólares la onza troy, la actividad es rentable. Ello significa que con precios por encima de los 1,300 dólares, el negocio es más rentable.

Por ello la propuesta de PPK de utilizar mecanismos de mercado, ofreciendo mejores precios por el oro obtenido ilegalmente a través del Banco de la Nación, o un banco de fomento, con el compromiso de la formalización productiva y el respeto de un plan de remediación ambiental, parecía una medida razonable, frente a la interdicción policial-militar que ha resultado un completo fracaso.

DESBALANCE AURÍFERO

Resulta curioso que en pleno siglo XXI, en la problemática del oro, la ficción supera a la realidad. Con la información oficial de organismos del propio estado, la producción aurífera para la exportación supera la producción de oro declarada ante el ministerio de Energía y Minas, año a año, tal como puede observarse en el cuadro “Perú: Producción y Exportación de Oro” período 2004 al 2017

Así, en el 2017 con el gobierno de PPK según el Banco Central de Reserva del Perú, en sus notas semanales declara que la producción de oro exportado desde nuestro país representa la cantidad de 6,310 en miles de onzas. Ello significa que se han exportado seis millones trescientas diez mil onzas de oro hacia Estados Unidos, Suiza, Canadá que son los destinos principales.

De otro lado, con las declaraciones del ministerio de Energía y Minas procesadas por la Dirección General de Minería (DGM), la producción formal ha sido para el mismo año del 2017 de 4,858 en miles de onza. Es decir, la gran minería, mediana, pequeña y minería artesanal han declarado cuatro millones ochocientos cincuenta ocho mil onzas.

Usted amable lector puede preguntarse cómo es posible que se exporte mayores volúmenes a los formalmente declarados como producción interna de oro. Ello pone de manifiesto la gravedad del problema de la informalidad en la producción aurífera, que no concentra la atención de las organizaciones ambientalistas, ni que decir del propio estado.

Solamente para el 2017 el diferencial entre los volúmenes exportados de oro frente a los volúmenes producidos formalmente representa los 1,452 en miles. Ello significa que hay una producción equivalente de un millón cuatrocientos cincuenta y dos mil onzas, que se exportan pero que no tienen un productor reconocido.

Por tanto esa producción evade el pago del impuesto a la renta que se constituye en la base para la determinación del canon minero. Tampoco abona regalías ni mucho menos el gravamen ni el impuesto extraordinario a la minería. Al respecto cabría preguntarse que hace al respecto la Sunat, pues el Banco Central de Reserva identifica a los exportadores mineros de oro, algunos de los cuales no tienen producción propia, y su negocio es la comercialización, que en la jerga del sector se les reconoce como traders.

Es más, la sociedad en su conjunto producto de los beneficios tributarios, establecidos en el régimen del fujimorismo, se reconoce que no se exportan impuestos, por tanto el estado tiene que devolver a los exportadores el impuesto general a la ventas  del 18 % (IGV), lo cual constituye todo un privilegio de los exportadores.

CRECIENTE EVASIÓN

En el cuadro respectivo se puede percibir el comportamiento creciente del diferencial entre la producción de oro exportada y la producción de oro formalmente declarada ante el ministerio de Energía y Minas. En el 2004 esa diferencia era de 386 mil onzas y en la medida que el precio internacional del oro se incrementa, también se incrementan las diferencias entre la producción exportada y la producción formalmente declarada.

Así, en el 2009 con precios del oro de 974 dólares la onza, la diferencia entre los volúmenes exportados y los volúmenes formalmente declarados supera por vez primera los niveles del millón de onzas, para ser exactos suman los 1,057 en miles de onzas. Es decir, representan el millón cincuenta y siete mil onzas de oro, que a los precios de mercado representa un valor de US $ 1,028 millones de dólares que se tamizan, es decir se blanquean con la exportación.

En el 2017 el diferencial entre los volúmenes exportados y producidos formalmente representaron los 1,452 en miles de onzas los cuales a precios de mercado de 1,257 dólares la onza, significan un valor de US $ 1,825 millones de dólares que se blanquean con la exportación, que no abonan impuesto a la renta ni regalías, con lo cual se afecta a las regiones productores de donde se obtiene esta producción aurífera.

EPÍLOGO

En verdad, el valor del oro exportado por encima del producido formalmente entre el período del 2004 cuando se inició el boom minero al 2017, es decir cuando los precios transitan de los 410 dólares la onza a 1,257 dólares, supera los US $ 14,396 millones de dólares, lo cual constituye una cruel paradoja propia de un crecimiento minero empobrecedor gracias a la informalidad con elevados niveles de contaminación y deterioro ambiental.

La debilidad interesada del estado para la regulación expone los graves niveles de informalidad, donde el BCR identifica a los exportadores pero no se interroga sobre el origen ni las condiciones de la producción aurífera para la exportación. Solamente en un país como el Perú, puede suceder esta aberrante situación, donde la riqueza de los exportadores auríferos trae consigo la pobreza de las regiones mineras, en especial de Madre de Dios, con formas pre capitalistas de producción.



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