Por Humberto Campodónico
Tanto en el sector agrario como en el minero se aplica con claridad el planteamiento del economista inglés David Ricardo (1772-1823) sobre la renta diferencial, en su libro clásico Principios de economía política y tributación. Para decirlo de manera concisa, Ricardo plantea que los rendimientos de los suelos y de las minas no son los mismos en todos los casos, pues hay tierras que son mejores que otras y, también, hay minas que tienen yacimientos más ricos que otros.
Su conclusión es, de un lado, que los altos costos de las tierras y las minas más caras (por tanto, menos eficientes) tienen una influencia determinante en la formación de los precios de los bienes finales. Y, de otro, que los productores que están en las tierras y las minas más eficientes se aprovechan de la renta diferencial, que, como su nombre lo indica, es la diferencia entre las distintas rentas de las tierras y de los suelos.
Ese tipo de medición se usa hasta hoy. Así, por ejemplo, la conocida consultora internacional Brook Hunt elabora curvas de costos para los productos mineros. Para el caso del cobre, en el año 2006, Brook Hunt establece que en el mundo se produjeron algo más de 30,000 millones de libras de cobre.
La producción de los primeros 5,000 millones tuvo costos bajos, que oscilaron alrededor de US$ 0.50 por libra de cobre (el costo medido por Brook Hunt, en este caso, no incluye la depreciación ni los gastos financieros). A medida que la producción de cobre va aumentando (de acuerdo a las necesidades de la demanda mundial), entran en producción minas cuyos costos son mayores, debido a varios factores (menores leyes del mineral, distancia a los puertos, costos de electricidad, salarios y otros).
Así, por ejemplo, cuando se llega a los 20,000 millones de libras de cobre, el costo de producción de esas minas es cercano a un (1) dólar la libra. El costo más alto lo tiene la producción de aquellas que cubren el último tramo de la demanda (cerca de los 30,000 millones de libras), pues allí éste llega a US$ 1.50/libra.
La teoría ricardiana establece que el precio de venta de la libra de cobre debiera alcanzar para cubrir los costos de los productores menos eficientes. Si ese fuera estrictamente el caso, la libra de cobre debiera venderse por encima del costo de la última libra producida. Es decir, por encima de US$ 1.50/libra.
En ese caso, los productores más eficientes tendrían una importante renta diferencial pues si bien tienen un costo de producción de US$ 0.50/libra, el precio en el mercado sería tres veces superior a ese costo. En la vida real, el precio promedio del cobre en el 2006 fue de US$ 2.77/libra, lo que nos dice que sí ha existido una renta diferencial.
Dos comentarios finales. Primero, que en el Perú, el costo de producción de la libra de cobre está en el primer 25% de la producción, es decir, está en la categoría de los mejores. Segundo, que la renta diferencial ricardiana es distinta al concepto de las “ganancias extraordinarias”, pues éstas se originan en alzas del precio de los productos agrícolas y mineros que poco o nada tienen que ver con la calidad de la tierra ni de los yacimientos mineros, ni con los costos de producción. Volveremos sobre ese tema, que es hoy materia de un importante debate en el Perú, en un próximo artículo.
(*) Publicado en La República / Página 14 / Miércoles 18 de agosto de 2010
Tanto en el sector agrario como en el minero se aplica con claridad el planteamiento del economista inglés David Ricardo (1772-1823) sobre la renta diferencial, en su libro clásico Principios de economía política y tributación. Para decirlo de manera concisa, Ricardo plantea que los rendimientos de los suelos y de las minas no son los mismos en todos los casos, pues hay tierras que son mejores que otras y, también, hay minas que tienen yacimientos más ricos que otros.
Su conclusión es, de un lado, que los altos costos de las tierras y las minas más caras (por tanto, menos eficientes) tienen una influencia determinante en la formación de los precios de los bienes finales. Y, de otro, que los productores que están en las tierras y las minas más eficientes se aprovechan de la renta diferencial, que, como su nombre lo indica, es la diferencia entre las distintas rentas de las tierras y de los suelos.
Ese tipo de medición se usa hasta hoy. Así, por ejemplo, la conocida consultora internacional Brook Hunt elabora curvas de costos para los productos mineros. Para el caso del cobre, en el año 2006, Brook Hunt establece que en el mundo se produjeron algo más de 30,000 millones de libras de cobre.
La producción de los primeros 5,000 millones tuvo costos bajos, que oscilaron alrededor de US$ 0.50 por libra de cobre (el costo medido por Brook Hunt, en este caso, no incluye la depreciación ni los gastos financieros). A medida que la producción de cobre va aumentando (de acuerdo a las necesidades de la demanda mundial), entran en producción minas cuyos costos son mayores, debido a varios factores (menores leyes del mineral, distancia a los puertos, costos de electricidad, salarios y otros).
Así, por ejemplo, cuando se llega a los 20,000 millones de libras de cobre, el costo de producción de esas minas es cercano a un (1) dólar la libra. El costo más alto lo tiene la producción de aquellas que cubren el último tramo de la demanda (cerca de los 30,000 millones de libras), pues allí éste llega a US$ 1.50/libra.
La teoría ricardiana establece que el precio de venta de la libra de cobre debiera alcanzar para cubrir los costos de los productores menos eficientes. Si ese fuera estrictamente el caso, la libra de cobre debiera venderse por encima del costo de la última libra producida. Es decir, por encima de US$ 1.50/libra.
En ese caso, los productores más eficientes tendrían una importante renta diferencial pues si bien tienen un costo de producción de US$ 0.50/libra, el precio en el mercado sería tres veces superior a ese costo. En la vida real, el precio promedio del cobre en el 2006 fue de US$ 2.77/libra, lo que nos dice que sí ha existido una renta diferencial.
Dos comentarios finales. Primero, que en el Perú, el costo de producción de la libra de cobre está en el primer 25% de la producción, es decir, está en la categoría de los mejores. Segundo, que la renta diferencial ricardiana es distinta al concepto de las “ganancias extraordinarias”, pues éstas se originan en alzas del precio de los productos agrícolas y mineros que poco o nada tienen que ver con la calidad de la tierra ni de los yacimientos mineros, ni con los costos de producción. Volveremos sobre ese tema, que es hoy materia de un importante debate en el Perú, en un próximo artículo.
(*) Publicado en La República / Página 14 / Miércoles 18 de agosto de 2010
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