sábado, 26 de noviembre de 2016

COMENTARIOS AL LIBRO "SOMOS LIBRES. PODEMOS ELEGIR" DEL AUTOR MARIO SIFUENTES

24 Noviembre 2016

Comentarios al libro “Somos Libres. Podemos Elegir” del autor Mario Sifuentes, en la presentación llevada a cabo en el Salón de Grados de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas.

SEÑOR DECANO DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS, Dr. GERMÁN SMALL ARANA
SEÑOR MARIO SIFUENTES AUTOR DEL LIBRO
SEÑOR HERNANDO DE SOTO, DIRECTOR DEL INSTITUTO LIBERTAD Y DEMOCRACIA
SEÑORES PROFESORES
SEÑORES ESTUDIANTES
AMIGOS TODOS


En esta oportunidad tenemos el honor de presentar conjuntamente con el Dr. Hernando de Soto, la segunda edición de un libro titulado ”Somos Libres Podemos Elegir” que nos recuerda el popular libro del Nobel de Economía Milton Friedman, “La Libertad de Elegir”. 

Esto no es una casualidad, pues nos remite a la matriz teórica e ideológica del autor: el liberalismo como corriente de pensamiento político, económico e ideológico, aquí y en el resto del mundo.

Señor Decano, es bueno recordar que   la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de nuestra universidad, ha sido testigo de excepción de la formación del pensamiento liberal en el Perú y de América del Sur desde finales del siglo XVIII. Para ello bastaría recordar el contenido de “Cartas a los Españoles Americanos “ del  prócer arequipeño formado en esta casa de estudios, Juan Pablo Vizcardo y Guzmán temprano lector en inglés de la obra de Adam Smith “Investigación Acerca de la Naturaleza y Causas de la Riqueza de las Naciones” (1776), cuya primera traducción en español sería en 1795 por la casa Herreros de Madrid, y que en algún momento leímos en las biblioteca de esta facultad.

A ellos habría que sumar pensadores como Baquíjano y Carrillo, Sánchez Carrión, Toribio Rodríguez de Mendoza, y posteriormente los ilustres sanmarquinos que asesoraron al Mariscal Ramón Castilla en la Constitución Liberal de 1856 que puso en práctica los principios liberales de la igualdad, con la abolición de la esclavitud, y la eliminación del tributo indígena.

Por tanto, podemos afirmar señor decano que las ideas liberales en nuestro país se forman en los claustros sanmarquinos desde fines del siglo XVIII, y perduran en el tiempo, pues suscribir las tesis liberales significa apostar por la igualdad ante la ley, la libertad frente a la opresión de las dictaduras de derecha e izquierda, el respeto a la propiedad pero también la defensa de los derechos humanos, en especial de los sectores más vulnerables.

Es importante considerar que  el padre de la economía política Adam Smith sintetiza en su época los avances teóricos y políticos de la fisiocracia con su “Cuadro Económico” y los principios de las políticas del “laissez faire, laissez passer”, que se alimenta de la crítica a los mercantilistas que identificaban la riqueza con los metales preciosos, que incorpora también los aportes de los filósofos del derecho como Hobbes, Law, y de la sociología escocesa, en un cuerpo teórico que transcurridos más de 240 años, todavía constituye un deleite y una obligación teórica su estudio.

Por ello en las principales universidades del mundo, se dictan seminarios y cursos sobre la obra de Adam Smith, por esto es que se le considera un clásico de la economía política: Es un clásico pues nunca pasa de moda y su lectura enriquece la formación teórica de los economistas.

Según Adam Smith existen tres tipos de sociedades. Las sociedades estacionarias como la China de esa época, que consume lo que produce, en una reproducción simple.  Así, un desborde del río Amarillo (Yan Tse) provocaba tragedias pero también significaba  la abundancia. También existen las sociedades decadentes, aquellas que tuvieron un florecimiento comercial, que fueron potencias como las repúblicas italianas, caso Venecia, o las ciudades de los Países Bajos como Amsterdam o Rotterdam, pero por una serie de factores internos y externos en algún momento iniciaron una decadencia y empobrecimiento.

Pero existen según Adam Smith las “sociedades progresivas”, aquellas que se enriquecen a través del comercio y de la industria. Por ello, en su libro “La Riqueza de las Naciones” hay un capítulo sobre la acumulación de capital o lo que es lo mismo el problema del trabajo productivo y del trabajo improductivo, todo ello escrito  antes de la Revolución Industrial.

Parafraseando a Smith la acumulación de capital hoy en el lenguaje de los economistas es la relación ahorro e inversión y su relación con el PBI; así,  un país se enriquece, crece en la medida que aumenta la producción nacional de bienes y servicios, el ingreso percápita y el bienestar en general. Por ello escribía “Ninguna sociedad puede ser floreciente y feliz si la mayor parte de su población es pobre y miserable”

Y el trabajo productivo es aquel que agrega valor a los materiales y genera beneficios que se incorpora en el precio de las mercancías. Por tanto es en la producción donde se forman los salarios y beneficios como los ingresos fundamentales de la sociedad capitalista, de donde se derivan las demás rentas de la sociedad, impuestos para el estado, sueldos para los servidores improductivos y rentas para los propietarios del suelo. 

Existe pues señor Decano una relación directa entre próceres como Vizcardo y Gúzman que leyeron tempranamente la obra de Adam Smith y quisieron implantar un modelo liberal cuando se vivía la crisis terminal de la colonia, que se coronaría recién con la victoria en los campos de Ayacucho en diciembre de 1824, con la libertad del dominio español, y el libro que hoy presentamos nos alerta a que la guerra en el presente no es contra el dominio de una potencia extranjera sino contra la pobreza, contra la falta de oportunidades para millones de peruanos, pues  como diría Keynes la pobreza es inmoral.

Sirva esta larga introducción para situar la importancia del libro que hoy presentamos del autor Mario Sifuentes: “Somos Libres Podemos Elegir” que tiene una serie de virtudes, ventajas que pasaré a enumerar.

MÉRITOS
Debemos reconocer en salvaguarda de los intereses de las mayorías que nuestro país entre el 2004 al 2014 ha tenido una de las tasas de crecimiento promedio anual real de 5.9%, siendo una de las más altas tasas de crecimiento del PBI a nivel mundial, cuestión que debemos retomar, a pesar de la incertidumbre mundial.

Como que también constituye un mérito histórico no visto en la historia de nuestro país, el hecho que seis gobiernos consecutivos Fujimori, Paniagua, Toledo, García, Humala y Kuczynski desde 1992 al presente apliquen con pequeñas diferencias un programa económico sostenido, coherente, que se fundamenta en el rol principal del sector privado, la disciplina fiscal, el mantenimiento de una inflación mínima y apertura a los mercados mundiales.

Sin embargo, el modelo económico que se aplica hasta ahora muestra síntomas de agotamiento y sus propias limitaciones en razón de su vulnerabilidad con la evolución de los precios de las materias primas, el menor crecimiento económico de la China Popular que desde mediados de la década pasada se ha convertido en el principal mercado para nuestro país, y los  crecientes conflictos sociales sobre todo por los problemas ambientales que han paralizado importantes proyectos de inversión sobre todo minero energéticos.

En todo caso la persistencia del presente modelo económico debe someterse a discusión mediante un diálogo sin exclusiones, y alturado como corresponde en la academia, de allí la presente reunión para comentar el libro de Mario Sifuentes.

Es un libro provocador, bien escrito, de fácil lectura, gracias a la formación de nuestro autor que tiene una amplia experiencia en el periodismo y en el arte escénico. 

Por ello, es un libro ameno, que captura al lector, y que por su contenido es recomendable su lectura, teniendo presente la matriz teórica que suscribe: el liberalismo
De tal forma el autor afirma en la página 133 “de entre todas las doctrinas políticas, la que predomina ahora en el mundo es la del liberalismo”. 

Esta es una afirmación que merece discutirse con mayor rigor en la medida que en la China o India, o los países de la Europa Occidental difícilmente podríamos aceptar tal aserto. 
Es también un libro ambicioso, pues resumir en 157 páginas casi sesenta años de la historia económica y política, de una forma que me hace recordar a la técnica de los directores de cine, donde con la técnica del “flash back”, con entrevistas, anécdotas o citas a los autores directamente participantes en las decisiones políticas y económicas, nos permite conocer cómo se adoptaron tales decisiones, y la propia precariedad del estado en nuestro país.

En tal sentido, constituye un hecho positivo que suscribo sobre la capacidad de dialogar, entender al otro. Esta es una propuesta que todo peruano debe compartir, como dice el autor en la página 149, “Una tarea fundamental,  entonces es construir confianza incentivando el diálogo de nuestros cuadros más preparados, incluso sin importar la ideología que sustente sus convicciones…”
Por ello, el suscrito de formación crítica debe reconocer las afinidades que se pueden tener con el autor del presente libro, y esto es fundamental para generar debate, enriquecer el diálogo a pesar de las diferencias.

 Al margen de las ideologías, si queremos ser una sociedad progresiva como diría Adam Smith se requiere producir riqueza, para ello se debe invertir de manera sabia y sostenida, pues la historia reciente de los países que ayer fueron pobres y hoy son prósperos, es el asegurar el círculo virtuoso entre el ahorro y la inversión, capitalizar el país, para poder generar empleo, impuestos, por efecto multiplicador de la inversión.

En tal sentido, generar riqueza haciendo crecer el producto, los ingresos, el bienestar es la mejor receta para luchar contra el flagelo de la pobreza. Esta tesis, propia del sentido común, de la práctica la compartimos plenamente, pero en países como los nuestros con una herencia colonial, con un estado empírico como diría Jorge Basadre que no asegura a los ciudadanos la satisfacción de las necesidades básicas que demanda nuestra sociedad, no basta.

Son tan graves las desigualdades regionales en nuestro país. Son tan arraigadas las prácticas de discriminación social, económica, étnica y cultural, que ello no lo resuelve el libre mercado, y es de necesidad reconocer el rol del estado, en su rol de regulador, y sobre todo asegurando lo que hoy no asegura a pesar de los notables avances de los últimos 20 años: Salud y educación de calidad, seguridad ciudadana, interconexión regional, calidad de los servicios en las provincias.

Por tanto, si bien la generación de riqueza constituye la base para poder redistribuir los recursos en la lucha contra la pobreza, si no se fomenta la inversión de los grandes y pequeños proyectos en todos los sectores, no es posible generar riqueza. Parafraseando a Jhon Stuart Mill, hay que ser capitalista en la producción para generar riqueza, y socialista en la distribución. Así debe entenderse tal afirmación cuando el economista clásico escribía que las leyes de la “producción son naturales” y las leyes de la “distribución son históricas”

Ello, es importante de tener en cuenta pues sin crecimiento económico sostenido con responsabilidad social, ambiental no es posible generar riqueza. Por tanto, insistir en las políticas redistributivas sin incrementar la riqueza más tarde que temprano resulta regresivo.

En este contexto el autor del libro que comentamos asume que en los últimos 50 años nuestro país ha transitado de las políticas estatistas que tuvieron su máxima expresión en las políticas de la Junta Militar de Gobierno, en el período 1968/1980 donde  por medio de la Actividad Empresarial, el Estado resultaba ser el protagonista en la producción y distribución de bienes y servicios, en el marco de las ideas económicas que regían en ese momento en América Latina, bajo el auspicios de la CEPAL.

LAS REFORMAS ESTRUCTURALES
En especial el autor reconoce el punto de quiebre para poder poner en práctica el modelo económico vigente en los últimos 25 años. La derrota militar de la subversión armada y el proceso de privatización de las empresas públicas, que personalmente he cuestionado por su falta de transparencia y estrategia, pero ello es otra historia.

El autor al respecto escribe que “Con la privatización se produjo una radical transformación del aparato productivo del país. Al volver a manos privadas, el riesgo de las inversiones y de la gestión de las empresas salió del estado, mejoraron los productos y servicios en todos los sectores y volvimos a conectarnos con el mundo…..Si alguien pregunta por la razón del milagro económico en el Perú, buena parte del mismo se explica en ese cambio de rumbo hacia una política de promoción de las inversiones… (101)

En verdad, si se estudia la privatización empresa por empresa los resultados no serían tan positivos. En todo caso, coincido con el autor, en el sentido que hacia el segundo semestre de 1990 las empresas públicas arrastraban cuantiosas pérdidas, que las descapitalizaron por los generosos subsidios que como política de estado se impusieron a las empresas públicas.

Por ello, el gobierno de Fujimori con el claro objetivo de hacer caja ante el desastre económico heredado del gobierno anterior adoptó la decisión de privatizar a pesar de haber asumido el compromiso electoral de ni aplicar el shock de precios para detener la hiperinflación y el compromiso adicional de no vender las empresas públicas importantes y rentables como PetroPerú, ElectroPerú, etc.

Si bien debemos reconocer que la privatización en el sector minero resultó exitosa en la medida que se atrajo la inversión privada, pues hacia 1992 la inversión en el sector no superaba los 25 millones de dólares, cuando ahora la inversión anual supera los 9000 millones de dólares, con crecientes conflictos sociales, ambientales y políticos, pues como lo reconoce el autor citando una fuente de la Presidencia del Consejo de Ministros “el principal promotor de esos conflictos, por acción u omisión, era el propio estado, lo que ponía en evidencia que éste no estaba cumpliendo con sus funciones elementales” (148)

Al respecto no podemos decir lo mismo en el sector de hidrocarburos, pues sin Camisea cuyas reservas se descubrieron en 1984 y cuya explotación comercial se inicia a mediados del 2004, la realidad energética sería crítica, pues hoy en materia de petróleo se produce la tercera parte de lo que se producía en 1995, y se privatizaron interesadamente los lotes de PetroPerú para supuestamente incrementar la producción y las reservas de crudo y ello no se ha verificado en la práctica.

En todo caso el autor si hubiese sido más profundo en los resultados de la privatización donde el estado obtuvo más de 8,000 millones de dólares por concepto de ingresos por la venta de empresas, debía aceptar que una tercera parte se gastó en prácticas corruptas, en compras de armas con sobreprecios en una red de corrupción en un gobierno que ha sido considerado como uno de los más corruptos de la historia moderna, equivalente al gobierno del dictador  Sukarno en Indonesia.

En esa línea el autor habría de descubrir que otra parte se gastó en campañas proselitistas para asegurar una segunda reelección ajena a los principios del liberalismo como bien se señala en el libro.
En todo caso, en lo que a mi concierne suscribo una plena coincidencia contra las políticas populistas y demagógicas pues las mismas aspirando querer hacer el bien profundizan la pobreza y la desigualdad, fenómenos sociales a los cuales tenemos que desterrar, fomentando los mercados competitivos, luchando contra la concentración económica, los monopolios y oligopolios, aspirando a la vigencia de mercados más transparentes. Todo ello solamente se puede alcanzar a través de los regímenes democráticos, con todas sus limitaciones.

En particular resulta interesante los capítulos referidos a la guerra interna y el rol jugado por las comunidades campesinas, principal institución democrática en nuestro país que en la guerra contra Sendero Luminoso tuvo un rol central, protagónico a pesar de su discriminación secular por un “Estado Criollo” que cuestiona  en la práctica la autonomía de las comunidades campesinas.

En tal sentido, resulta provocador el capítulo referido a “Sendero Financió el Rescate del País”, donde se reconoce la importancia de la autodefensa campesina y su oposición a la expansión de Sendero Luminoso, lo cual permitió no solamente la derrota militar en conjunción con las propias fuerzas armadas, sino que también justificó el financiamiento del programa económico, por parte del gobierno norteamericano al programa de Fujimori.

Por ello, si ayer las comunidades campesinas en su lucha contra el terrorismo fueron consideradas baluartes en la defensa de la democracia que hoy con todos sus defectos y debilidades gozamos, sin embargo en el presente  cuando se oponen a los proyectos mineros son considerados por el “Estado Criollo” como “indios ignorantes”, violentistas, de estar en contra el desarrollo del país.

En todo caso para terminar, como no puede ser de otra manera debo insistir que estamos ante un libro sugestivo, provocador pues genera polémica, debate, con el cual podemos y debemos discrepar mas no ignorar. Por ello recomiendo su lectura no sin antes señalar mis coincidentes sobre la necesidad de continuar con las reformas de segunda generación que tienen que ver con la reforma del estado, aspirando a una educación de calidad, reformando el corrupto poder judicial y policial, apostando por el fortalecimiento de las instituciones en democracia, pues esto resulta fundamental para asegurar el crecimiento económico sostenido en el largo plazo.

MUCHAS GRACIAS

PANELISTAS: Dere. a  Izqu.  Hernando de Soto, Germán Small,
Mario Sifuentes y Jorge Manco Zaconetti)




Hernando De Soto









miércoles, 16 de noviembre de 2016

ASÍ SE JODIÓ EL ACERO EN EL PERÚ - DERRUMBE DEL EMPLEO EN SIDERPERÚ

ESCRIBE: JORGE MANCO ZACONETTI

La historia de la industria del acero en Perú es la historia de las oportunidades perdidas, ligada a las aspiraciones industriales frustradas que nuestro país aplicó en los años cincuenta del siglo pasado, relacionadas a las políticas  proteccionistas que llevadas a su máxima expresión terminaron en los generosos subsidios de los años ochenta bajo el primer gobierno aprista, donde la tonelada de acero se vendía por debajo de su costo de producción, al igual que las gasolinas de PetroPerú, donde un litro promedio de combustible era más barato que un litro de Coca Cola.

Estas políticas tuvieron consecuencias desastrosas en los estados financieros de las empresas públicas, que generaron pérdidas netas y  desbalances patrimoniales, realidad que se agravó con la hiperinflación galopante que licuo los ingresos del fisco, empresas y familias.

Entre las empresas afectadas que experimentó una grave descapitalización se encontraba Siderperú S.A., ubicada  en el norte de Lima, en la ciudad de Chimbote, responsable de la producción de los productos de acero largos y planos, llegando a los más avanzado de la industria metal mecánica con la producción de bolas de molino para la molienda de los minerales en las plantas concentradoras.

Desde el punto de vista material, de la producción y reproducción del acero el insumo fundamental es el hierro por el contenido de fierro que pueda tener. En tal sentido, dependiendo de la tecnología aplicada se necesitan entre tres y cuatro toneladas de hierro para obtener una tonelada de acero. Por ello, nuestros gobernantes apostaban por una integración técnica entre los ricos yacimientos de hierro de Marcona y la industria siderúrgica en la ciudad de Chimbote, que además era el principal puerto industrial por la actividad pesquera y la producción de harina de pescado que posicionaron al Perú en el liderazgo mundial.

En tal sentido, ante el desastre económico de la política heterodoxa del primer gobierno de Alan García, la dictadura fujimorista aplicó en los primeros años de la década de los noventa, la receta de la privatización de las empresas públicas con el objetivo de promover la inversión privada, incrementar  la productividad  de la economía peruana y haciéndola más eficiente, reduciendo la actividad económica empresarial  del estado al mínimo posible.

SIDERPERÚ: UNA ABSURDA PRIVATIZACIÓN

En razón de una privatización sin planeamiento ni estrategia, carente  de una visión de desarrollo global del país ni sectorial, la industria siderúrgica experimenta una crisis terminal después de más de dos décadas de la aplicación de las recetas privatizadoras, donde desde el 2010 a la fecha con argumentos falaces se mantiene inoperativo el Alto Horno de Chimbote que constituye el corazón de la industria siderúrgica.

Expresión de la crisis son los despidos sistemáticos de la fuerza de trabajo, con el objetivo de largo plazo de convertir en última instancia a la empresa SiderPerú, prácticamente en una empresa importadora y distribuidora de los productos del acero, gracias a la producción global de la transnacional brasileña Gerdau, uno de los gigantes de la industria del acero, con operaciones en Brasil, Chile, Colombia, España, USA, Turquía, India y en muchos otros más países.

En el caso del hierro con la privatización de la empresa Hierro Perú (1993)  a favor del gigante chino Shougang Group cuya filial Shougang Hierro Perú explota los ricos yacimientos de hierro de Marcona ubicados en la provincia de Nazca-Ica, donde más del 98 por ciento de la producción se destina a satisfacer los requerimientos de su matriz en la China Popular.

En tal sentido, gracias a una absurda privatización del hierro sin compromisos de abastecimiento al mercado interno prácticamente el íntegro de la producción nacional se traslada a la China que se constituye en la primera potencia mundial en la producción de acero, explicando  casi el 50 por ciento de la producción global que en el 2015 superó las 1,621 millones de toneladas de las cuales el gigante chino explica más de 803 millones de toneladas de acero bruto.

Es necesario tener en cuenta esta realidad para entender la problemática del acero en el país, donde el actual operador de la empresa SiderPerú el gigante brasileño de Gerdau que se ubica entre las veinte empresas más importantes a nivel mundial por la producción de acero e ingresos por ventas por las toneladas vendidas tanto en productos largos como planos.

La transnacional brasileña en la compra del mayor paquete accionario de SiderPerú en el 2006 se comprometió a modernizar y potenciar el Alto Horno de la empresa, asumir una serie de inversiones para incrementar la capacidad de planta, pero todo ha sido una falacia pues del 2010, asumiendo políticas de la matriz se ha convertido en un importante importador de palanquillas, chatarra y de otros productos intermedios, cerrando sistemáticamente una serie de operaciones para justificar más tarde  el cierre de operaciones por motivos estructurales, y ejecutar el despido de personal calificado.

En una estrategia global de operaciones a Gerdau nunca le interesó reactivar las operaciones del Alto Horno pues le resulta más económico importar insumos de sus operaciones de otros países donde opera en una negocio rentable a pesar de la competencia china, que trae palanquillas desde Turquía, y de la competencia local de Aceros Arequipa.

Así, desde el 2010 ha cerrado una serie de operaciones como la Planta de Hierro Esponja, la Planta de Gas de Carbón, el área de lingotes, y de sintetizar. A ello debe sumarse el cierre de la Planta de Productos Planos, el Horno de Planchones, el Parque de Bobinas etc. Sumadas a ello la Planta de Acero, con las unidades de Colada Continua, los Convertidores LD1 y LD2, con la Planta de Oxígeno entre las más importantes.

Por tanto desde el 2010 a la fecha a pesar de las utilidades operativas y netas positivas obtenidas entre el 2006 al 2015, pues solamente obtiene pérdidas en el 2009 en razón de la crisis financiera mundial , en el 2012 y 2014 las pérdidas se explicarían por pérdidas contables gracias a los altos costos por depreciaciones, amortizaciones y crecientes gastos de fabricación injustificados más el deterioro de activos que se cargan al costo.

DESPIDOS INJUSTIFICADOS

Como resulta evidente en el cuadro “SiderPerú: Una Privatización Perversa” los más afectados por la decisión empresarial de cerrar una serie de operaciones, plantas y unidades son los trabajadores especialmente obreros que desde el 2014 ex profesamente promovidos a la categoría de empleados con lo cual  se perjudicaron con la pérdida de una serie de beneficios, y que reducidos en las operaciones de mantenimiento y servicios generados son sistemáticamente invitados al retiro, con incentivos económicos perversos que encubren el más hipócrita despido.

Como se podrá observar en el cuadro en referencia el número de trabajadores de un máximo de 2,092 entre funcionarios, empleados y obreros nombrado y contratado en el 2007 se va reduciendo paulatinamente para ubicarse en los 1,347 en el 2013 y hacia agosto del 2016 sumar los 1,109 a los cuales habría que restar los 180 trabajadores invitados al retiro en el mes de noviembre del presente, asunto que tendrá que resolver el Ministerio de Trabajo y Fomento del Empleo.

Al respecto debiera llamar la atención la temeraria afirmación de la auditora “Pazos, Lopez de Romaña, Rodríguez” contratada por el Grupo Gerdau para justificar los despidos que no tendrían sustentación económica de fondo, salvo el maximizar las utilidades privadas en una estrategia para convertir a SiderPerú en una empresa importadora y distribuidora de los productos de acero a nivel nacional.

¿Qué sostiene la empresa auditora en sus conclusiones finales? 
Sin justificación económica ni una investigación que respalde el despido de 180 trabajadores de la empresa como presente navideño se sostiene que: 

“ a) Debido a la caída de precios y el ingreso cada vez más fuerte de compañías importadoras y comercializadoras de productos de acero se dejó de operar ciertos procesos productivos. A pesar de ello la Compañía ha mantenido personal excedente de sus áreas operativas con costos fijos laborales permanentes, los cuales están asignados al área de Servicios Generales. ……

e) La reducción del personal de 1,107 a 927 trabajadores, implica una reducción en el gasto mensual de S/1,052,158 (Ver Anexo I), ello significa que el gasto anual de 2017 y de cada uno de los siguientes años se reducirá  en aproximadamente S/12,678,187 (ver Anexo I) considerando remuneraciones y costos laborales conexos (específicamente, vacaciones, gratificaciones, CTS, contribuciones sociales entre otros)”.

En verdad debieran provocar extrañeza estas conclusiones este tipo de conclusiones que no consideran la posición de mercado del Grupo Gerdau y la estrategia global de sus operaciones, donde más del 30 por ciento de las compras de SiderPerú se realizan a la matriz y filiales. 

Lamentablemente el estudio de la consultora no dice absolutamente nada del derrumbe del precio del hierro a nivel internacional desde un precios de 100 dólares la tonelada en el 2012 a menos de 30 dólares en el 2016, con lo cual se abaratan los costos de transformación pues el hierro y sobre todo los insumos que procesa SiderPerú los obtiene de sus empresas hermanas.

En verdad, no se desarrolla el fuerte ahorro de mano de obra directa e indirecta entre el 2015 y 2014, donde el costo laboral se redujo en   más de 8.3 millones de dólares, pues resulta inconveniente para los intereses empresariales. En tal sentido, cabe preguntarse ¿Cuánto se ha ahorrado en la planilla desde el 2007 al 2015 cuando el número de trabajadores pasó de los 2,092 a 1,142, lo que representa una reducción del número de trabajadores de más del 46 por ciento.

Es más, como debiera ser evidente por el estudio de los estados financieros del 2006 al 2016, estamos ante una empresa rentable a pesar de la desleal competencia china en el mercado del acero. Los bajos precios del hierro han disminuido más drásticamente que los precios del acero, asegurando la rentabilidad de la transnacional brasileña Gerdau que estaría faltando a los códigos de responsabilidad que dice respetar, despidiendo impunemente a decenas de trabajadores peruanos, agravando la situación social de Chimbote.

EPÍLOGO
En Chimbote decenas de familias viven en la zozobra pues los trabajadores de SiderPerú experimentan en carne propia las consecuencias de una absurda privatización que en la práctica está convirtiendo a nuestro país en un importador de los productos del acero. Ello se demuestra en el desmantelamiento de los tímidos avances en la industria. Estamos fomentado las políticas del desempleo por la falta de una estrategia de desarrollo y del clamoroso incumplimiento de las inversiones asumidas con Proinversión y el Estado peruano en el proceso privatizador.

Al margen de los compromisos asumidos por PPK en la reciente campaña electoral para reiniciar el funcionamiento del Alto Horno en Chimbote, urge la necesidad que el Congreso de la República y la clase política investigue a profundidad la privatización de SiderPerú, en cuanto a los incumplimientos contractuales, y las consecuencias económicas sociales de los despidos injustificados frente a una transnacional que considera al Perú como un centro distribuidor de su producción a escala mundial.