jueves, 6 de enero de 2011

PERÚ: COMBUSTIBLES SIN BRÚJULA NI TRANSPARENCIA

GOLPE A LA ECONOMÍA POPULAR


Los precios de los combustibles constituyen un tema sensible en la economía popular pero también para la clase política, al respecto el gobierno del Dr. Alan García en su fase terminal ha demostrado una vez más una falta de transparencia para informar debidamente las razones por las cuales en los últimos días de diciembre del 2010 como regalo de fiestas navideñas se han incrementado los precios de los combustibles, afectando sobre todo a los más pobres del país, por los efectos multiplicadores en los costos de fletes, precios de los alimentos, tarifas eléctricas, etc.

A diferencia de Bolivia donde el extremismo populista de Evo Morales tuvo que retroceder al “gasolinazo” en los precios de los combustibles frente a la protesta social, en nuestro país hemos asumido el extremismo liberal en relación a la fijación de los precios de los combustibles con el beneplácito del organismo regulador, donde se asume dogmáticamente el principio de la paridad de importación, que resulta la aplicación de la teoría del “costo de oportunidad” donde se supone que los precios del petróleo y derivados son los vigentes en el Golfo de México, tomando como precio marcador el WTI, bajo el supuesto que el total del crudo y derivados consumidos en nuestro país es importado, lo cual no se condice con la realidad.

Por el contrario, en defensa de la economía del consumidor y la competitividad se trata de asumir una racionalidad económica que afecte lo menos posible la economía popular, preserve la estabilidad macroeconómica de precios, y de otro lado, regule las importantes utilidades que están obteniendo las principales empresas del sector de hidrocarburos, en especial las productoras del llamado gas licuado de petróleo (GLP), derivado en el cual somos absolutamente autosuficientes a diferencia del diesel 2 que se importa y se vende a precios internacionales.

El caso más clamoroso ha sido las “marchas y contramarchas” respecto al gas licuado de petróleo (GLP) o más conocido como gas doméstico que se vende mayormente en balones de 10 kilos y al granel, usado por las amas de casa, los negocios de comercio, restaurantes y en el parque automotor.

Al respecto, se pretendió por decisión del ministro de economía y finanzas (MEF) imponer un impuesto selectivo de casi cuatro céntimos de nuevo sol por kilo, el cual se puso de manifiesto en el listado de precios del 28 de diciembre del 2010, lo cual hubiese significado solamente por concepto de impuesto al selectivo al consumo un ajuste de aproximadamente S/ 0.40 centavos por balón de 10 kilos, incremento que se hubiese dado al margen de la subida de precios del productor del gas licuado.

Es decir, este doble desaguisado fiscal cocinado en el Ministerio Economía y Finanzas tuvo que ser corregido por nuestro omnisapiente y omnipresente Presidente de la República que “todo lo sabe y todo lo puede”, como ha sido puesto de manifiesto en múltiples oportunidades. Es decir, la intervención política en los precios de los combustibles ha sido la norma en este régimen que termina, sin respetar la más mínima racionalidad económica.

En el fondo los precios del GLP igual subieron a pesar del retiro del impuesto selectivo al consumo, pues se elevó la franja superior del llamado fondo de estabilización, reduciendo el subsidio, por tanto el ajuste del precio estimado por kilo pasó de 1.74 nuevos soles a 1.78 por kilo de GLP, según el listado de precios de PetroPerú vigente a partir del 30 de diciembre del 2010. Por tanto, gracias a la modernidad ¡la vigencia del impuesto selectivo al consumo de GLP apenas duró 48 horas!

Al respecto, la práctica y el sentido común nos advierte que un incremento de 40 céntimos por un balón de 10 kilos se traduce para el consumidor final por las distorsiones en la cadena de producción, distribución y comercialización en un aumento de un nuevo sol en promedio más o menos. Claro se puede argumentar que un nuevo sol adicional sobre un precio promedio de 33 nuevos soles no resultaría significativo; sin embargo nuestra posición al respecto es que los precios del GLP no debieran subir sino por el contrario disminuir gracias al efecto Camisea, que con la producción de los líquidos de gas natural de los lotes 88 y 56, está produciendo en promedio para el 2010 más de 37 mil barriles diarios para una demanda interna de un poco más de 32 mil barriles diarios de GLP.

Es decir, gracias al efecto Camisea, al aprovechamiento acelerado de los líquidos solamente con la producción de los lotes 88 y 56 bajo responsabilidad operativa de Pluspetrol Perú Corporation se cubriría en demasía el mercado nacional. De allí, la paradoja económica que mientras más GLP producimos los precios internos en lugar de bajar se incrementan.

Por tanto, en el presente artículo y los próximos estaremos analizando la estructura y dinámica de los precios de los combustibles en el Perú con un análisis comparativo a nivel regional, con el objetivo de contribuir al debate técnico en las propuestas que los diversos partidos y grupos políticos presentarán de cara a las próximas elecciones de abril.

¿QUIÉNES PRODUCEN GLP?

El cuadro en referencia “Perú: Productores de GLP según Refinería y Planta de Fraccionamiento 2007 al 2010 (a octubre)” expresado en miles de barriles diarios de GLP nos presenta a las diversas empresas que están produciendo este combustible que se puede obtener mediante la refinación del petróleo crudo como sería el caso de las empresas de PetroPerú y de Relapasa empresa refinera que tiene como principal accionista a la transnacional española Repsol-YPF.

Las otras empresas productoras como Procesadora de Gas Pariñas que utiliza el gas natural húmedo proveniente del lote Z-2B y que actualmente es operado por la empresa colombo/coreana Savia Perú, luego está Pluspetrol Perú Corporation, seguida por la empresa nacional Graña y Montero y la norteamericana Aguaytía.

Como resulta evidente el promedio diario al mes de octubre del 2010 en la producción de gas licuado de petróleo (GLP) ha sido de 47,260 barriles diarios, de los cuales 6,610 provienen del proceso de refino, lo cual representa apenas el 14% del total de la producción nacional de este derivado. Se reconoce que los mayores costos de producción en el GLP están ligados a la planta de craqueo catalítico en las unidades refineras de Talara-PetroPerú y La Pampilla de Repsol.

Por tanto, el argumento que justifica el incremento de los precios internos de GLP en correlación a los precios internacionales del crudo debe ser revisado, pues el grueso de la producción del gas licuado de petróleo se obtiene de las plantas de fraccionamiento del gas natural y sobre todo de los líquidos de Camisea, recursos en los cuales el país es autosuficiente, y lo será aún más cuando la producción de líquidos proveniente de los lotes 88 y 56 se incremente de los 76 mil barriles diarios a más de 120 mil barriles con el programa de inversiones del Consorcio Camisea.

En el caso de PetroPerú, la refinera estatal en Talara con el crudo liviano que se extrae en el norte del país, principalmente de los lotes bajo responsabilidad de Petrobras, Savia Perú, Interoil, Sapet, BPZ, Olympic etc., es que se obtienen una serie de derivados entre ellos el GLP, que representan volúmenes cercanos a los 5,000 barriles diarios como se puede observar en el cuadro de referencia. Es decir, PetroPerú es responsable para el 2010 a octubre, de una producción de 4,890 barriles diarios lo cual significa apenas el 10% de la producción interna de gas licuado de petróleo, que sumaba los 47,260 barriles diarios ver cuadro.

La mayor parte de la producción de GLP de PetroPerú se traslada al mercado de Lima desde Talara cubriendo más de 1,200 kilómetros de distancia, este mercado representaba para el 2010 un promedio de casi 20 mil barriles diarios frente a una demanda interna de 32 mil barriles. Es decir, la capital tiene una participación del 62% de la demanda interna de este derivado. Por tanto, la petrolera estatal con la producción de GLP proveniente de Talara más lo que le compra a precios internacionales a Pluspetrol en la Planta de Pisco, un promedio de 8 mil barriles diarios puede satisfacer en parte el mercado de la ciudad capital.

EPÍLOGO

Lo cierto es que somos autosuficientes en GLP gracias al efecto Camisea con el aprovechamiento de los líquidos de gas natural, cuya extracción y transformación constituyen un proceso más barato en relación al GLP obtenido por la refinación del crudo. Por tanto, las empresas que obtienen este derivado a partir de los líquidos de gas natural y del gas húmedo están obteniendo sobreganancias y rentas diferenciales pues se alinean con los precios y costos del GLP procesado a partir del petróleo, lo cual afecta los intereses y los bolsillos de los consumidores, en especial de las amas de casa.

En conclusión al mes de octubre del 2010 de una producción interna de 47,260 barriles diarios de gas licuado de petróleo (GLP), la demanda interna se satisface con un poco más de 32,133 barriles y como promedio se exportaban volúmenes superiores a los 12,144 barriles de GLP, constituyéndose la empresa Pluspetrol Perú Corporation en la responsable de la exportación en forma de GLP, butano y propano.

Por tanto, una efectiva regulación de los precios de parte de Osinergmin debiera apostar por la transparencia sobre la determinación de los costos de producción en los diversos combustibles, en especial del gas licuado de petróleo que ha tenido un crecimiento vertiginoso desde los años noventa a la fecha. Con una real estructura de costos se podrá demostrar la doble paradoja en el mercado del gas licuado en nuestro país, pues se demostraría que se estaría exportando el gas licuado a precios relativamente menores a los vigentes en el mercado interno.

Por último, cabría preguntarse qué regulación económica es aquella donde siendo autosuficientes en la producción del gas licuado de petróleo gracias al “efecto Camisea”, se tiene que depender de las tendencias internacionales del precio del petróleo cuando somos autosuficientes en la producción de líquidos, con el agravante que tales reservas fueron descubiertas por la Shell en 1984 y devueltas al Estado peruano en 1996. De allí, la necesidad de buscar un equilibrio ajeno al populismo subsidiador como a los abusos de mercado.


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