ECONOMÍA POLÍTICA DE LA CRISIS
ESCRIBE: JORGE MANCO ZACONETTI
La economía política es la ciencia social que estudia las
relaciones sociales de producción y distribución en un contexto históricamente determinado,
en razón de ello la economía y la
política están indisolublemente ligadas, de allí que lo que está pasando en
nuestro país, con el indulto político e interesado al ex presidente Alberto
Fujimori, tiene y tendrá profundas consecuencias en el laboratorio social que
se llama Perú, y lamentablemente ensombrece y afectará la recuperación
económica de nuestro país para el 2018.
En el 2018 diversos organismos públicos y privados
proyectaban un crecimiento económico del PBI superior al 4 % gracias al
mejoramiento de los precios de los minerales, entre enero/octubre los precios
del cobre se han incrementado en un 29%; los precios del zinc en un 47%; el gas
natural en un 69 % entre los principales productos.
Con un crecimiento proyectado del 4% nuestro país se
ubicaría entre los líderes del crecimiento económico en esta parte del mundo.
Lamentablemente la convulsión social que se avecina ha de reducir este
pronóstico de manera sustancial con consecuencias imprevisibles.
La recuperación de los precios del cobre y zinc, los
bajos niveles de inflación, el alto nivel de reservas internacionales y la
posición de cambio, el superávit de la balanza comercial, el bajo nivel de
desempleo, la disciplina fiscal serán poca cosa ante la ola de manifestaciones
sociales y políticas que se extenderán a nivel país, cuestionando el modelo
económico, e incluso la precaria democracia que tanto costó a los peruanos.
UN INDULTO
PERVERSO
Un indulto político producto de una negociación para “salvar
el pellejo” del Presidente Pedro Pablo Kuczynski de la vacancia presidencial
por “incapacidad moral” tendrá efectos directos en el crecimiento económico, en
la estabilidad, en las inversiones públicas y privadas, en la confianza
empresarial, por la inestabilidad política que genera cuya expresión
maximalista se resume en la frase política “que se vayan todos”
Es tal la indignación ciudadana que las calles serán el
escenario privilegiado en Lima y en las principales provincias del país que
combinadas con las declaraciones recientes de la corrupción de Odebrecht en
Brasil, se compromete no solamente a PPK, sino también a Keiko Fujimori y Alan
García. Con ello se tiene el coctel molotov explosivo completo con los ex
presidentes y altos funcionarios investigados, desde Toledo, García, Humala y
PPK.
Es tal la extensión y profundidad del descontento, el
malestar popular e indignación que provoca el indulto político al expresidente
Fujimori, el mismo que se ha gestionado en un tiempo record, que ha de alimentar
el desborde de la cólera ciudadana, en especial en la región sur del país y
particularmente en los jóvenes que saldrán a las calles a protestar por lo que
consideran una burla a la institucionalidad democrática.
El presidente Kuczynski debiera saber que el ex
presidente Fujimori no ha cometido excesos, faltas ni errores, sino crímenes de
lesa humanidad, violación sistemática de los derechos humanos en el marco de un
régimen corrupto que ha sido calificado como el más corrupto de la historia
republicana, lo cual es decir bastante.
No es posible construir una sociedad moderna en
democracia con instituciones sólidas si no se respeta el debido proceso, si no
se acata la ley en su sentido más amplio, sino
se cumplen las sentencias por más importantes que sean los personajes implicados.
Por ello, el indulto político constituye una violación legal por más que el
presidente afirme que lo ha otorgado por razones humanitarias. Los juristas más
reconocidos han expresado su desacuerdo a este infeliz indulto por no
contemplar el procedimiento del llamado indulto humanitario.
Por tanto, la esperada reconciliación entre los peruanos
con un Alberto Fujimori libre y haciendo política alimentará más aún el
descontento social, ante lo que se considera una burla al país, a la democracia
y la institucionalidad. Ello tendrá consecuencias económicas que afectarán las inversiones en un país que
tiende a la convulsión social al margen de los buenos deseos del oficialismo.
Por tanto, el escenario político no será esencialmente el
Congreso de la República que será rebasado por las masas que han encontrado una
justificación para la movilización. Aquí no se está reclamando por mejores
salarios, empleo o más recursos. La demanda ciudadana apunta a un cambio
político, a la renuncia del Presidente de la República y la convocatoria de nuevas elecciones.
La consabida política de masas se hará en las calles y
plazas, en las múltiples manifestaciones que los organismos sociales,
gremiales, como la CGTP han de organizar más los colectivos cívicos que se
irrogan en la práctica la representación ciudadana.
En los próximos meses se mantendrá el fuego de la
protesta social y callejera contra una decisión presidencial nefasta que
avivará el discurso de los estilos Antauro Humala, Goyo Santos, Sutep anti
Patria Roja que competirán por el discurso más radical como el Movadef, el
brazo político de Sendero Luminoso.
Si a esto le agregamos la incapacidad, ineficiencia,
desinterés y mediocridad del equipo de gobierno de PPK, que en su primera
versión fue catalogado como un “gabinete de lujo” prácticamente tendremos un
presidente de la República cautivo de las fuerzas oscuras del fujimorismo, con
una recomposición del Consejo de Ministros que será previamente consultada por
la mayoría fujimorista cuyo líder indiscutible es Alberto Fujimori.
RECUPERACIÓN
ECONÓMICA EN CUESTIÓN
Una expresión de la incapacidad del presente gobierno lo
expone la dramática realidad del “Programa Reconstrucción con Cambios” donde los
montos presupuestados con financiamiento para los próximos 3 años ascienden a
S/ 25,655 millones de soles, de los cuales al mes de noviembre del presente año
solamente se ha ejecutado según el Banco Central de Reserva (BCRP) la suma de
S/ 399 millones, lo cual representa un irrisorio porcentaje de 1.5 %, a pesar
de las múltiples necesidades de la población involucrada.
En el mismo sentido, a la misma fecha del total
presupuestado se ha adjudicado para la reconstrucción la suma de S/ 945
millones, es decir el 3.7 % lo cual demuestra la incapacidad del propio estado
de ejecutar los recursos en razón de una serie de argumentos, pues esta
paralización está ligada a los efectos de la sistemática corrupción de los
gobiernos locales y regionales, que no han sido superados por la autoridad de
la “Reconstrucción con Cambios” que ha sido nombrada a dedo por el poder
ejecutivo.
En esa misma lógica la inversión estimada por los “proyectos
de inversión y compromisos de inversión entre el 2017/2018 por sectores”
prácticamente se paralizarán ante la incertidumbre, la inestabilidad social y
política, la emergencia de las masas cuestionando al viejo lobista que tenemos
como Presidente de la República y todo lo que representa.
Según el cuadro en referencia se trata de un monto de US
$ 8,215 millones de dólares que se tenían proyectados para el 2017/2018 por la
Agencia de Promoción de la Inversión Privada (Proinversión) que prácticamente
tendrán que postergarse ante la inestabilidad a la cual nos ha llevado la
irresponsabilidad de un presidente que piensa más en sus negocios privados que
en el interés del país, lo cual ha sido demostrado en su vinculación con
Odebrecht cuando era ministro de economía y finanzas en el gobierno de Toledo.
Un político y dueño de empresas en los EEUU en la década
de los cincuenta del siglo pasado Jhon Foster Dulles, afirmaba “que no hay nada
más cobarde que un millón de dólares” cuando se trata de inversiones en países
convulsionados socialmente.
En tal sentido, las inversiones en los sectores de
transporte, telecomunicaciones, energía, minería, agua y saneamiento, inmuebles
y salud se paralizarán en razón de la inestabilidad y falta de legitimidad de
nuestros gobernantes. ¿Qué inversionista serio vendrá a invertir al Perú con un
gobierno que no tiene legitimidad social ni política?
Siempre hemos sostenido que la capacidad de movilización
no está en los votantes del fujimorismo acostumbrados a la prebenda y el
asistencialismo. Tampoco está en las huestes apristas divididas y reducidas a
su mínima expresión. El partido político de PPK prácticamente ha dejado de
existir con un “gabinete de lujo” para la foto, pero ineficiente y autista en
términos políticos. Por tanto, el camino está libre para propuestas radicales y
maximalistas. Frente a ello, el señor presidente de la República debe presentar
su renuncia, al igual que sus vicepresidentes y convocar a nuevas elecciones.
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