RIQUEZA EMPOBRECEDORA
EN TACNA Y MOQUEGUA
ESCRIBE: JORGE MANCO ZACONETTI
Habiéndose
levantado la huelga general indefinida de parte de los sindicatos
representativos en la compañía minera Southern Perú Copper Corporation (SPCC),
que ha tenido una duración de más de 20 días con una solución temporal acordada
el 10 de diciembre pasado, es importante repensar el modelo primario
exportador, pues no se han resuelto los problemas de fondo que tiene la
actividad minera que no se reducen a las relaciones conflictivas con sus
trabajadores, sino que corresponden a los diversos problemas con el entorno
social y ambiental.
La
imagen que tiene la SPCC en el valle del
Tambo por ejemplo, dificulta la viabilidad del proyecto de Tía María, por más
campaña mediática que se realice en los medios de comunicación dada la pobre
credibilidad que tiene la empresa. Si no convence a sus propios trabajadores
incumpliendo acuerdos, por qué la población del entorno al proyecto debía
confiar en los compromisos de la minera.
En
tal sentido cabe interrogarse ¿Por qué encuentran tanta resistencia los
proyectos mineros si son tan importantes las bondades que conlleva la minería?
¿Es la minería el motor de la economía peruana? Es acaso sustentable un
crecimiento económico altamente dependiente de los precios internacionales de
las materias primas como los precios del cobre y oro que constituyen el grueso
de las exportaciones mineras.
En
resumen, la cuestión de fondo es preguntarse si la minería contribuye con el
desarrollo de la región o más bien se desenvuelve en el marco de un crecimiento
empobrecedor, donde los pasivos, las externalidades negativas superan a los
factores positivos que trae consigo la actividad minera.
Ello
es mucho más grave, si el propio estado no valoriza con equidad los propios
yacimientos mineros. Ejemplo 1, el yacimiento de Quellaveco con reservas
conocidas se “remató en menos de US $ 12.5 millones de dólares, y desde el año
1993 dicho proyecto está en el listado de las futuras inversiones. Ejemplo 2,
los yacimientos de Antamina, con reservas conocidas de cobre, zinc se valorizó
en menos de US $ 20 millones de dólares en 1998, y se privilegió los compromisos
de inversión que fueron estimados en US $ 2,500 millones de dólares.
En
verdad, la lista sería larga si se analiza la transferencia de riqueza desde el
estado al sector privado, de los activos, empresas públicas a precio de remate,
yacimientos mediante el proceso de privatización de la actividad empresarial
del estado, llevado a cabo por el fujimorismo en la década de los noventa del
siglo pasado, con una alta dosis de corrupción, la misma que hoy sacude al
país.
Corrupción
que como un cáncer ha hecho “metástasis”
que se ha expandido por la sociedad y economía peruana, donde será
difícilmente extirpada por la profundidad, extensión, y órganos comprometidos.
No basta una cirugía mayor ni baños de quimioterapia a un enfermo como el Perú
que necesita grandes remedios y soluciones. Por ello, que actualidad tiene la
afirmación del gran tribuno Manuel González Prada cuando afirmaba que “el Perú
es un enfermo que donde se pone el dedo salta la pus”
UNA
MINERÍA RENTABLE
A
pesar de todos los cuestionamientos que pudiéramos hacer a la actividad minera
formal, en especial a la gran minería, sí podemos afirmar que contribuye de
manera significativa no con el desarrollo económico sino con la generación de
ingresos fiscales, empresariales, y familiares que posibilitarían alcanzar un
mayor bienestar.
Sirva
para ello un análisis histórico expuestos en un cuadro resumen sobre los
“Ingresos, Rentabilidad y Aportaciones Tributarias de Southern Peru Copper
Corporation entre el 2004 al 2016” donde se muestra la riqueza generada medida
en términos de ingresos por ventas en trece años.
En
el período mencionado la SPCC ha obtenido ingresos acumulados del orden de US $
33 mil millones de dólares por las ventas de cobre fino, plata, oro, molibdeno
y ácido sulfúrico realizadas básicamente al mercado mundial.
Para
el mismo período la empresa ha obtenido utilidades operativas de US $ 17.3 mil
millones de dólares, y utilidades netas del orden por US $ 11.2 mil millones.
No está en discusión cuántos de estos montos son reinvertidos ni cuántos son
repatriados al Grupo México que tiene a la familia Larrea como principal
accionista.
Por
último, a este nivel, estimamos los montos señalados como depreciaciones y amortizaciones
en el período 2004/2016. Tanto las depreciaciones como las amortizaciones
constituyen partidas que se cargan a los costos de venta, gastos de venta y
gastos administrativos, pero que no significan salida alguna de dinero de la
empresa. En el fondo es una recuperación anual del valor por los capitales
invertidos, que año a año se cargan a los costos. En tal sentido, forman parte
del excedente económico.
A
este nivel considerando años de precios del cobre buenos, años extraordinarios
y de precios mediocres, podemos afirmar que SPCC en el período 2004/2016 tiene
una elevada por no decir extraordinaria rentabilidad estimada por medio de la
tasa o margen de la utilidad operativa. Es decir, Utilidad Operativa entre
Ingresos multiplicado por cien. (US 17,314,590 / US 33,015, 148 igual a: 52.4%)
esto significa que de cada 100 dólares de ingresos un poco más de 52 dólares
constituyen utilidades operativas, es decir utilidades antes del pago de
impuestos, intereses de deuda, participaciones de los trabajadores, y pago a
los accionistas.
El
mismo ejercicio con las utilidades netas. Es decir, Utilidad Netas acumuladas
en el período 2004/2016 entre Ingresos
multiplicado por cien. (US 11,228,678 / US 33,015,148 igual a: 34%) esto
significa que de cada 100 dólares de ingresos un poco más de 34 dólares constituyen
utilidades netas, es decir son las utilidades residuales, a las cuales se le
han deducido todos los costos, sean los costos de ventas, las gastos de venta y
administrativos, los impuestos y gastos financieros.
En
el fondo esta rentabilidad operativa y neta es extraordinaria si se compara con
las tasas vigentes en USA, Canadá, Australia. Ello explica porque las
principales empresas transnacionales mineras operan en nuestro país.
Graciosamente a ello se le denomina competitividad, pero en el fondo son los
bajos costos salariales y ambientales,
lo que explica los bajos costos de producción más una permisiva y amigable
tributación.
¿QUÉ
PASA CON TACNA Y MOQUEGUA?
En
un artículo anterior hemos señalado que las operaciones de SPCC son integradas
pues los concentrados de cobre extraídos en las unidades mineras de Toquepala
(Tacna), Cuajone (Moquegua), son tratados en la refinería y fundición de Ilo
(Moquegua), donde se transforma el metal rojo en cobre fino con un 99.99 % de
pureza, en un producto apto para la industria.
En
el período considerado 2004/2016 Tacna y Moquegua son dos regiones que han
percibido de manera sistemática importantes transferencias por concepto de
canon y regalías mineras.
En
el caso del canon minero que constituye una renta derivada pues el canon
depende del impuesto a la renta pagado por el titular minero. Así, por norma
vigente el 50 % del impuesto a la renta abonado por el titular minero y captado
por el fisco se transforma en canon minero que se distribuye entre los
gobiernos regionales y gobiernos locales más universidades públicas.
En
el período mencionado el canon minero captado por ambas regiones ha sido de US
$ 2,532 millones de dólares, de los cuales Tacna retuvo US $ 1,162 millones y
Moquegua US $ 1,370 millones.
Asumiendo
que el 100 % del canon minero distribuido en Tacna y Moquegua en el período
considerado se debe al impuesto a la renta pagado por la SPCC, podemos
considerar que si el 50 % distribuido como canon minero en el período arribó a
la suma de US $ 2,532 millones de dólares, el otro 50 % restante lo capta el
fisco. Por tanto, lo captado por el estado por concepto de impuesto a la renta
sumaría un monto cercano a los US $ 5,064 millones de dólares.
Esto
significa que la empresa minera SPCC que tiene una pésima imagen abonó al fisco
entre el 2004 al 2016 un total por concepto a la renta del orden de los US $
5,064 millones de dólares, que confrontados con los ingresos acumulados de US $
33,015 millones, representan una presión fiscal del orden del 15.3 %
Esto
equivaldría a decir la SPCC de cada 100 dólares de ingresos por ventas, un poco
más de 15 dólares constituyen impuestos a la renta, de los cuales el 50 % se
transfiere como canon minero.
Por
último, ambos departamentos Tacna y Moquegua han percibido por concepto de
regalías mineras transferidas en el período 2005/2016 un monto total de US $
590 millones, distribuidas en US $ 313 millones para la región moqueguana y US
$ 276 millones para el departamento tacneño. Estos montos al igual que el canon
minero también se distribuyen entre los gobiernos regionales, el distrito
productor, los municipios provinciales y distritales de cada departamento.
Debiera
ser evidente que no estamos considerando en este ejercicio el denominado impuesto
extraordinario que están obligadas a pagar las empresas mineras que no tienen
contratos de estabilidad jurídica ni tributaria firmados con el estado como
sería el caso de la SPCC en razón de la antigüedad de sus operaciones. El
llamado impuesto especial o extraordinario al ser definido como gasto
tributario, es deducible del impuesto a la renta, y lo capta el estado central,
es decir no se distribuye en las regiones generadoras de renta minera.
Igualmente
en el período mencionado no estamos considerando el llamado “aporte voluntario”
más conocido como el óbolo minero de Alan García, que tuvo una vigencia entre
el 2006 y el 2011. Tampoco estamos considerando los derechos de vigencia
mineros que abonan las mineras que como la SPCC paga un promedio de US$ 3
dólares por hectárea ubicada en sus concesiones.
Debiera
ser evidente que sumadas todas las transferencias vía canon, regalías, aporte
voluntario, derechos de vigencia, inversiones de responsabilidad social, la
contribución social de la actividad minera a las regiones como en el caso de
SPCC sería mayor. Sin embargo, ¿por qué tan cuestionada y pobre imagen?
EPÍLOGO
En
el período considerado tanto los departamentos de Tacna Y Moquegua por concepto
de canon minero y regalías han captado US $ 3,122 millones de dólares un
promedio anual de US $ 240 millones de los cuales el 55 % lo capta Moquegua y
la diferencia 45% el departamento tacneño.
Lamentablemente
parte de estos montos transferidos han sido gastados con una alta dosis de
corrupción, la misma que reproduce de manera local y regional el fenómeno de
Odebrecht, con lo cual se ha perdido una oportunidad histórica de un mayor
bienestar para la población.
A
pesar de ello, no es una casualidad que tanto
Tacna como Moquegua sean los departamentos conjuntamente con Arequipa
las regiones con el más alto índice de desarrollo humano (IDH) después de
Lima-Callao. En gran parte ello se explica por los ingresos directos e
indirectos generados por la actividad minera.
Si
a los US $ 240 millones de dólares captados como canon y regalías como promedio
anual entre el 2004/2016, se sumaran los US$ 230 millones de dólares anuales
correspondientes al gasto de personal de la SPCC, pues la mayor proporción de
trabajadores se reproducen en Tacna y Moquegua podemos captar el efecto riqueza
que genera la minería en las regiones, ello sin contar con las inversiones y
compras en bienes y servicios.
Sin
embargo, esta riqueza generada por la actividad minera no ha servido para el
fomento de un desarrollo sostenible en las regiones involucradas que no han
resuelto el problema central, la dotación de agua segura y oportuna, de allí la
plena vigencia de las sabias palabras del patriarca de la minería peruana don
Alberto Benavides de la Quintana cuando suscribía la tesis que: “la minería
debe sembrar agua”
No hay comentarios.:
Publicar un comentario