¿RECUPERACIÓN
DE LOS PRECIOS DEL COBRE?
ESCRIBE:
JORGE MANCO ZACONETTI
El Perú en los
últimos tres años ha desplazado a la China Popular en la producción mundial de
cobre, ocupando el segundo lugar en la producción del metal rojo. El primer
responsable de la producción global es Chile, el país del célebre protagonista
de la tira cómica Condorito que tanta notoriedad ha tenido en el congreso del
Perú, para vergüenza nuestra. Antes del 2006 no producíamos anualmente un millón
de toneladas de cobre equivalente (TMF), y al cierre del 2017 hemos de superar
los 2.5 millones de toneladas de cobre entre concentrados y finos.
El amable lector debe
interrogarse ¿Qué importancia puede tener para el ciudadano de a pie que puedan
mejorar los precios del cobre? ¿Cuáles son los efectos de la mayor producción
cuprífera y del mejoramiento de los precios para el país? ¿Qué tan favorable y
sustentable es que sigamos produciendo y exportando como en los rumberos años
cincuenta del siglo pasado, concentrados de cobre, en lugar del cobre fino?
En primer lugar, se
debiera tener presente que el aumento de la producción del metal rojo no es
exclusivamente un mérito empresarial ni
mucho menos resultado de las leyes que supuestamente rigen el “libre mercado”
que solamente existen en los libros de texto de economía.
Los ciudadanos de
izquierda, derecha y centro, debieran saber que parte del esfuerzo para el
aumento de la producción ha sido posible a una serie de beneficios tributarios,
a una menor recaudación del fisco en relación al impuesto a la renta. Para ello
las empresas mineras han hecho uso de la ley de reinversión de utilidades por
el cual podían por ejemplo deducir hasta el 80 % del impuesto a la renta,
siempre y cuando se reinvirtiese en la ampliación de la capacidad de planta.
Así, en lugar de
pagar 100 soles de impuesto solamente abonaban 20, y a futuro con una mayor
producción el estado obtendría mayores ingresos. Esta realidad constituye
música celestial para las empresas, y las ampliaciones de la Mra. Cerro Verde,
Mra. Antamina, Tintaya/Antapaccay, entre otras fueron posibles gracias a estos
beneficios tributarios incorporados en los contratos de estabilidad jurídica y
tributaria que hasta el FMI y el Banco Mundial cuestionan pues constituyen
escudos fiscales a favor de las empresas e impiden una mayor recaudación de
ingresos para la lucha contra la pobreza.
La justificación y
hasta cierto punto el “cuento chino”, ha sido que el estado deja de percibir el
impuesto a la renta en un período dado, para percibir un mayor impuesto gracias
al incremento de la producción futura. En otras palabras, el incremento de la
producción ha sido posible porque todos los peruanos nos ajustamos los
cinturones para financiar la mayor producción.
Esto nunca lo van
decir los acólitos y ayayeros de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y
Energía, que en verdad debiera cambiar de nombre y llamarse Sociedad
Transnacional de Minería, Petróleo y Energía, por la participación gravitante
de las grandes empresas transnacionales en el sector más importante de la
economía peruana.
OTROS BENEFICIOS TRIBUTARIOS
En verdad, existen
una serie de beneficios tributarios como la depreciación acelerada hasta el 20
% anual que se carga a los costos lo cual permite incrementar el flujo de caja.
Igualmente como sector exportador la minería tiene el beneficio de la
devolución del IGV (18%) pagado por los bienes y servicios utilizados para
hacer posible la exportación. Como en la práctica el 95 % de la producción
cuprífera se destina a la exportación y solamente la diferencia se queda en el
mercado interno, todos los peruanos dejamos de percibir este ingreso fiscal,
que buena falta nos hace.
La lógica perversa
que justifica esta devolución del IGV a las empresas mineras es que en un
mercado globalizado “no se exportan impuestos”. Cuando lo cierto y evidente es
que más del 75 % de las transacciones mineras se realizan a través de
relaciones entre matriz y filial, o entre empresas vinculadas con precios a
futuro, precios de transferencias, sobrecostos etc. donde con el gran poder de
mercado que tienen las empresas transnacionales se almuerzan o negocian con
ventaja frente a la Sunat, el Ministerio de Energía y Minas y al propio
Ministerio de Economía.
PRODUCCIÓN CHINA EN PERÚ
En segundo lugar, con
la producción de concentrados de cobre al mes de octubre del 2017 frente al
período similar del 2016 resulta evidente que la producción se ha incrementado
de 1,943,732 entiéndase un millón novecientas cuarenta y tres mil toneladas
finas a 2,013,834, léase dos millones trece mil toneladas lo cual representa
una variación incremental de 3.6 %, mientras los precios de exportación del
cobre han aumentado en un 29.5% para el mismo período.
A nivel de las
empresas productoras de cobre que operan en el país, según lo expuesto en el
“Ranking de la Producción de Concentrados de Cobre en Perú a Octubre del 2017”
solamente las empresas de capitales chinos como la Mra. Las Bambas y Mra.
Chinalco Perú S.A. incrementan la producción de concentrados, como se puede
observar en el cuadro.
El esfuerzo
significativo de Las Bambas al transitar de 266,177 toneladas a 372,022
toneladas, es decir con un incremento absoluto de más de 105 mil toneladas en
el período enero/octubre del 2016 en relación al 2017, lo cual significa una
variación de 39%, dice bastante del comportamiento de los capitales chinos.
Sabía usted amable
lector que en última instancia el directorio de Las Bambas que opera en
Apurímac y de Chinalco en Yauli/Junín está representado por los miembros del Partido
Comunista Chino que de manera acelerada están aprendiendo a manejar y
administras proyectos de envergadura como los que existen en nuestro país, bajo
los principios del “capitalismo salvaje” de recuperación de las inversiones y
ganancias aceleradas.
En el marco de la
competencia y rivalidad de la China Popular con la potencia todavía hegemónica
pero decadente como los Estados Unidos de Norteamérica, en el largo plazo la
China tiene al Perú como una base cuprífera de la mayor importancia mundial. Es
más, cuando Las Bambas y Chinalco alcancen la madurez productiva con 500 mil
toneladas y 250 mil toneladas respectivamente en concentrados de cobre,
prácticamente el primer productor de cobre en el Perú, será la China Comunista.
ESTADO Y RENTA MINERA
Al margen de lo que
puedan decir los liberales criollos, lo cierto y evidente es que los estados
como China y Chile mantienen importantes empresas estatales en la industria
cuprífera, de allí que no sea una casualidad histórica que el primer productor
mundial sea nuestro vecino del sur y la empresa líder a nivel global sea la
Corporación Chilena de Cobre (Codelco) que tiene ella sola una producción como
empresa cercana a los 2.5 millones de toneladas. Es decir, toda la producción
cuprífera del Perú se equipara a la producción de la estatal Codelco.
Los liberales
criollos y lobistas como PPK nunca reconocerán que parte del modelo económico
exitoso chileno que prácticamente hemos copiado gracias al fujimorismo de los
noventa del siglo pasado, se debe a la participación del estado en la
explotación cuprífera. ¡Después de todo el respeto a las instituciones y la
fuerza de la regulación estatal no se pueden imitar!
Gracias a la
intervención del estado chileno, sea bajo administración de las derechas o
socialistas, Codelco es una empresa que se apropia de la renta minera, que le
permite obtener utilidades, impuestos, royalty (regalías) y financiar a través
de la “Ley Reservada del Cobre” la modernización y armamentismo de las fuerzas
armadas chilenas. Ello significa que al margen de las utilidades que genera
Codelco como empresa, y los impuestos y regalías que debe abonar al fisco,
aparte de ello destina el 10 % de los ingresos de exportación para la
modernización de sus fuerzas armadas.
En nuestro país
gracias a un cuestionado proceso de privatización en el sector minero el estado
no tiene ninguna participación directa en la producción minera. Es un ente
pasivo que capta solamente el impuesto a la renta, es decir lo que buenamente
declaran las empresas, y otros ingresos deducibles como las regalías mineras,
el impuesto extraordinario y el gravamen minero.
CONCENTRADOS VERSUS FINOS
En tercer lugar, de
todas las empresas responsables de la producción de los concentrados de cobre,
la única empresa que transforma localmente los concentrados extraídos en cobre
fino, como alambrón de cobre, cátodos con un 99.9 % de pureza es la cuestionada
Southern Perú Copper Corporation (SPCC) cuyo mayor accionista es el Grupo
México.
Todas las demás sin
excepción extraen concentrados de cobre que desde el punto de vista productivo
constituye un proceso primario de producción, con chancado, y un procesamiento
elemental, etc. Prácticamente de los 2.5 millones de toneladas solamente la
producción de SPCC es integrada, un promedio de 310 mil toneladas y se exporta
como cobre fino apto para la industria y transformación. Por tanto, el grueso
se produce y exporta como concentrado, para ser refinado en Europa, Japón,
Corea, y la propia China Popular.
Ningún liberal le va
decir amable lector los millones de dólares que el estado peruano deja de
percibir, pues en los concentrados de cobre, también se extraen mediante un
proceso minero metalúrgico de fundición y refinación, derivados mineros como la
plata, oro, molibdeno, cadmio, litio, bismuto, teluro, antimonio etc.
Estos derivados
suelen estar en los concentrados de cobre, concentrados de plomo, zinc, plata
de allí la importancia del proceso minero metalúrgico, un proceso industrial
que permite un mayor agregado y por tanto un mejor precio.
Sin embargo, en
nuestro país los liberales criollos ensimismados por el “libre mercado” que
solamente existe en los libros de texto, se oponen a que el estado invierta en
plantas de refino dado que ningún
privado lo haría si es que no tiene asegurado el suministro de los
minerales.
Es más, lo más
avanzado que se tenía del proceso minero metalúrgico como el complejo de La
Oroya, está paralizado desde el 2010, gracias a las políticas privatizadoras,
pues al transferirse al sector privado de manera fragmentada las unidades
mineras (Cerro de Pasco, Andaychagua, San Cristóbal, Morococha, Casapalca etc.)
por un lado, separadas del complejo metalúrgico se fracturaba la unidad técnica
material. En otras palabras, sin minas propias el complejo metalúrgico resulta
inviable en el largo plazo, al margen de las normas ambientales que se puedan
imponer.
En resumen, si bien
es importante y favorable para el país un mejoramiento de los precios del cobre
y otros minerales, ello no es sustentable en el tiempo, pues los precios son
cíclicos, volátiles, hasta cierto punto de vista especulativos. De allí, que
debemos industrializar la actividad minera, y en lugar de exportar concentrados
de cobre como en la época del mambo de Dámaso Pérez Prado, debiéramos producir
y exportar cobre fino, como decisión soberana del Estado, que teóricamente es
el titular a nombre de la Nación de los recursos naturales no renovables como
los minerales.
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