PRESENCIA CHINA Y TRANSNACIONALES
ESCRIBE: JORGE MANCO ZACONETTI
Entre la ciencia
económica y las ciencias médicas hay una relación de vieja data. En su partida
de nacimiento la Economía Política adopta y toma a préstamos teorías y
categorías de diversas ciencias como la medicina, física, química, la historia,
geografía etc. para poder explicar el fenómeno económico.
Así, el padre de la
economía política en Francia de fines del siglo XVIII, fue el médico y economista
Francois Quesnay, reconocido padre de la Fisiocracia, que planteó por vez
primera la circulación de la riqueza en forma de valor por el “cuerpo económico
de la sociedad” conformado por la clase propietaria, la clase estéril y la
clase productora, los empresarios agrícolas.
Quesnay consideraba
que el único sector productivo en el sentido de “producir plusvalor”, era la
agricultura. La producción capitalista en el agro, era considerada la única
actividad que generaba “excedente
económico” o “produit net”, lo que Marx llamaría posteriormente la plusvalía.
Por ello, según el
ilustre médico, las decisiones de los empresarios agrícolas mediante la forma
de inversiones generan “poder de compra” en el conjunto de la sociedad. Como
médico de la Corte en Versalles antes de la Revolución Francesa, sus teorías no
fueron aceptadas por el poder real.
Es decir, era un
cortesano que tenía el tiempo necesario para reflexionar sobre la situación
crítica de la economía y sociedad francesa antes de la vorágine social y
política que cambió al mundo occidental.
Sus recomendaciones
podrían resumirse en impuesto único para terminar con los privilegios de la
nobleza, libertad de comercio, y priorización de la agricultura. Aplicado al
Perú se diría que se debe terminar con los privilegios al sector exportador,
equidad y justicia tributaria más reactivación agraria ligada al mercado
interno.
LA INTERDEPENDENCIA
El otro principio que
le debemos a Quesnay es la necesaria “interdependencia económica” que existe
entre la producción y el consumo, como del consumo y la producción.
Con este principio se
pudo construir la matriz reconocida como la “Tabla de Insumo Producto” que
expone las relaciones intersectoriales entre los distintos sectores de la
economía peruana. ¿Con qué sectores se relaciona la minería? ¿Cuánto le compra
a la industria local? Serían las preguntas pertinentes.
Bajo tales
descubrimientos de la economía podemos afirmar que la economía peruana es una
economía enferma, primario exportadora, dependiente de las fluctuaciones de los
precios de las materias primas, anómala y deforme a pesar del discurso oficial.
El 49 % del valor de la producción de bienes y servicios (PBI) se centraliza en
Lima.
Bajo los principios
de la Fisiocracia el sector más importante de la economía peruana sería la
minería que en lo fundamental es una actividad extractiva ligada a la
exportación, con una débil contribución fiscal, pero con un fuerte efecto
multiplicador al conjunto de la economía, por el “poder de compra” que generan
las inversiones mineras.
En el mismo sentido
para reflejar la dependencia de las exportaciones del Perú y de los países
de América Latina hacia el mercado
norteamericano en los años cincuenta del siglo pasado se decía que: ”Si la
economía gringa tiene una gripe a los países de América Latina les da una
pulmonía”
En la presente
coyuntura el principio de “todo depende de todo” de la interdependencia
económica entre países se refuerza por la importancia del gigante mercado chino
y las exportaciones peruanas en productos mineros, pesqueros y agrarios. Desde
la segunda década del presente siglo, el mercado chino ha desplazado a un
segundo lugar al mercado norteamericano como lugar de destino.
En tal sentido, la
profundización del conflicto entre las políticas económicas entre la China Popular y Estados
Unidos nos afectará. Ello se explica por la mayor importancia del mercado
chino, y las crecientes inversiones en variados sectores de la economía
peruana.
DEPENDENCIA EXTERNA
El principal mercado
para las exportaciones que se realizan desde el Perú sobre todo mineras están
ligadas al gigante asiático, empezando por los concentrados de cobre, el
principal producto de exportación de nuestro país, controlado por
transnacionales occidentales y chinas.
Si se analiza el
sector exportador se puede afirmar que el 85 % o más de las exportaciones están
constituidas por productos mineros, pesqueros e hidrocarburos con bajo nivel de
elaboración, es decir materias primas; que en lo fundamental están controladas
por empresas transnacionales de gran poder económico y político, gracias a sus
alianzas políticas locales.
Al respecto el cuadro
“Mra. Cerro Verde, Mra. Antamina y Las Bambas Acumulan el 55 % del Total de la
Producción de Concentrados de Cobre al
2018” Supuestamente con tales niveles de producción el segundo lugar en
la producción mundial le correspondería al Perú, después de Chile que con una
producción de 5.5 millones de toneladas lidera la producción cuprífera.
CHINA PRINCIPAL PRODUCTOR
Entre el 2017 la
producción de concentrados de cobre bordea los 2’446 millones, es decir los dos
millones cuatrocientos mil toneladas equivalentes en finos, donde el principal
productor es el estado chino, que controla dos empresas cupríferas de la gran
minería.
Sí, el estado chino
en su proceso de expansión y fortalecimiento mundial como futura potencia
hegemónica de la economía mundial tiene la propiedad accionaria y el control
sobre Mra. Las Bambas (Apurímac) y Mra.
Chinalco (Junín). Por tanto, el principal productor y exportador de cobre en el
país, es el estado chino.
Entre el 2017 y el
2018 la producción de las empresas cupríferas de capitales chinos explican el
29% y el 24 % de la producción interna de concentrados de cobre, y las
proyecciones estaban basadas a que explicaran por lo menos un tercio de la
producción interna.
En la fase de proyectos
la producción esperada de Las Bambas superaba las 600 mil toneladas y en
Chinalco (Toromocho) sobre las 300 mil toneladas, pero los conflictos sociales
han afectado en gran parte tales pronósticos más las equivocadas decisiones de
inversiones explicarían tales retrasos.
Es evidente por las
prácticas de mercado de los capitales chinos en nuestro país el efecto
“Shougang-Marcona” que constituyen una fuente de renovados conflictos sociales
ante un estado permisivo y ausente como es el peruano.
Entre el 2018 en
relación al 2017 la producción cuprífera de Las Bambas ha disminuido en un 23 %
en razón de una paralización de la producción producto del conflicto con las
comunidades campesinas ubicadas en la ruta de salida hacia la costa. Es decir,
las reiteradas interrupciones del transporte de más de 300 camiones por día
será una fuente de mayores conflictos a pesar de los supuestos acuerdos
arribados por el presente gobierno.
Debiera ser evidente
que la producción para el presente año también se resentirá en la medida que el
problema de la contaminación y la falta de acuerdo económico de largo plazo
entre la empresa y las comunidades campesinas no se resuelvan en el marco de
una política de ganancias compartidas, ante un “Estado ausente”.
CHINOS CON CHOLO BARATO
Tanto en Las Bambas
como en Chinalco (Toromocho) el comportamiento de los capitales chinos en
relación a sus trabajadores es de una rigidez y una sobreexplotación de la
fuerza de trabajo que se expresa en los accidentes fatales que ha tenido la
primera y a la subestimación de las normas de seguridad en el trabajo, en una
actividad de alto riesgo que se desenvuelve en jornadas atípicas de trabajo,
por encima de los 4,000 metros de altitud.
Si a ello, se agrega
los recurrentes desperfectos de la maquinaria china importada de dicho país,
con las paralizaciones de la producción que tiene que ser recuperada en el
menor tiempo posible a costa de una mayor intensidad del trabajo.
En tal sentido, la
lógica de los capitales chinos es más agresiva que los capitales de empresas
occidentales, pues en dicho país de la “democracia socialista” no existen
sindicatos y el salario promedio de US $ 1,500 dólares mensuales que
pueda percibir un trabajador de la gran minería de cobre en el Perú,
constituiría una exageración en comparación de los niveles salariales en el
país asiático.
En conclusión, el
primer exportador de cobre son las empresas mineras del estado chino, donde el
principal mercado es la propia China, que dicho sea de paso es un importante
productor y consumidor de cobre a nivel mundial gracias a sus altos niveles
industriales y dinámico crecimiento.
MRA. ANTAMINA
Esta minera ha visto
aumentar la producción cuprífera en un modesto 4.6% en el período pues se
privilegia la producción de zinc antes que el cobre.
La presencia de
BHP-Billiton con un 33.75 % del capital accionario, de la transnacional suiza
Glencore con un 33.75%, de la gringa
Teck con un 22.5 % con la japonesa Mitsubishi con 10 %, expresan la importancia
de las empresas involucradas en esta unidad.
Si se tiene presente
que la suiza Glencore también controla el 100 % del capital accionario en Cía.
Mra. Antapaccay (Cuzco) en proceso de expansión, ha producido 205 mil toneladas
el 2018, en la práctica sería el segundo productor de cobre en nuestro país.
Es decir, si se
considera la participación del 33.75 % que tiene Glencore en Mra. Antamina, más
el 100% la producción de Cía. Antapaccay en el 2018 habría producido más de 360
mil toneladas.
¡Es decir después de
los capitales chinos le siguen los suizos en importancia cuprífera!
MRA CERRO VERDE
Esta empresa minera
que opera en Arequipa a menos de una hora de la capital ha incrementado la
producción en un 9.13 % entre el 2017 al 2018 bordeando los 500 mil toneladas
como se puede observar en el cuadro respectivo.
Desde el punto de
vista de los capitales accionarios la norteamericana Freeport Mc Moran retiene
el 53.56 % del capital, Mra. Buenaventura el 19.58 % y la japonesa
Sumitomo controla el 21 % del capital accionario,
correspondiendo el 5.26% restante a trabajadores y otros accionistas
minoritarios.
Con el proceso de
expansión Ma. Cerro Verde está liderando la producción cuprífera en nuestro
país con uno de los menores costos de producción a nivel internacional.
Más lo cierto y
evidente es que los capitales norteamericanos en la producción de cobre en
nuestro país han sido desplazados por los capitales chinos, anglosajones,
suizos y mexicanos en un proceso de transnacionalización de la minería peruana,
gracias a una drástica privatización de la actividad estatal aplicada en la
década de los noventa del siglo pasado.
EPÍLOGO
No se conoce una
experiencia exitosa de un país moderno con un mayor bienestar para su
población, que se haya desarrollado a partir de la producción de materias
primas sin mayor valor agregado e interdependencia con la industria.
De allí de una
política y estrategia nacional por una nueva minería con una mayor
interdependencia con la industria local, regional y nacional, por el efecto
expansivo y multiplicador de las inversiones mineras.
La actividad minera
genera “poder de compra” al conjunto de la economía de allí la relación
positiva entre los mayores precios de los minerales especialmente el cobre, con
las reservas monetarias, las transferencias regionales e ingresos fiscales
derivados por el efecto multiplicador de las inversiones.
Sin embargo, todo lo
contario sucede cuando los precios de los minerales se derrumban en el mercado
mundial. Los países productores como el Perú experimentan un período de “vacas
flacas”, que se agravan con los mayores conflictos sociales e informalidad
minera.
De allí la necesidad
de fortalecer la presencia dinámica del estado central, regional y local en las
regiones con los recursos necesarios para hacer realidad las inversiones
sociales y enfrentar en mejores condiciones los conflictos sociales que son
recurrentes en toda actividad extractiva.
En razón de ello la
facultad de Ciencias Económicas de la UNMSM a través del Centro de Servicios y
Asesoramiento Empresarial (CESEPI) está organizando para el próximo 7 de junio
a las 6 pm, “El Foro Económico: Conflictos Sociales en la Minería Peruana”
teniendo como invitado especial al Vice Ministro de Gobernanza Territorial de
la PCM Arq. Raúl Molina que tendrá un
reconocido panel de comentaristas.
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