ESCRIBE: JORGE MANCO ZACONETTI
En la campaña electoral del 2016 PPK sostenía la
propuesta de comprar el oro producido informalmente a lo largo y ancho del
país, desde Piura hasta Madre de Dios departamento que con la llegada del Papa
ha concentrado las miradas del mundo. En especial por los efectos perversos y
devastadores de la producción aurífera, que significa el envenenamiento de
tierras, lagos, lagunas, con una explotación de la fuerza de trabajo que nos
retrocede al siglo XVII con formas de explotación semiesclavista articulados a un
mercado globalizado, como si estuviéramos en la etapa del mercantilismo en el
nacimiento del capitalismo.
Con miles de hectáreas deforestadas Madre de Dios
experimenta una criminal contaminación que desde los años setenta del siglo
pasado, ha convertido a diversas zonas de dicho departamento en “tierra de
nadie”, donde la vida no vale nada, con una violencia extrema donde el estado
está ausente. Se contamina impunemente pues para extraer un kilo de oro se
utilizan dos kilos y medio de mercurio; metal que en su mayor parte es
importado y transportado desde la ciudad capital hacia la selva sur oriental.
Es decir, el mercurio insumo necesario para separar el
oro mediante el proceso de la amalgama, es formalmente importado y transportado
hacia Puno, Madre de Dios y otros lugares como lo es también el combustible que
se utiliza en las motobombas, embarcaciones, transportes a vista y paciencia de
las autoridades del estado central y regional.
Es también una región donde se reproducen formas de
explotación semiesclavistas, con redes de prostitución de mujeres jóvenes que
son explotadas por mafias que con falsas promesas son llevadas desde los más
diversos lugares del Perú hacia las localidades que han surgido en razón de la
bonanza aurífera. Donde con precios superiores a los 1,200 dólares la onza
constituye un atractivo la obtención del metal dorado, que es toda una
maldición.
En un artículo bien documentado, publicado por Carlos
Contreras, “Delta 1, un pueblo minero sin ley en Madre de Dios” en el diario La
República del 5/02/18, se menciona las condiciones sociales de explotación, los
niveles de deforestación, contaminación ambiental, que se reproducen en menor
medida en el resto del país.
LA MINERÍA
INFORMAL
En otras palabras, la extracción de oro ilegal e
informal, a pesar de los intentos del estado por la formalización minera, en
especial de los pequeños productores artesanales, no se limita a Madre de Dios,
Puno, también se reproduce en Arequipa, Ayacucho, Ica, La Libertad, Piura, la
sierra de Lima.
Ello significa que la explotación informal atraviesa el
país, con un daño ambiental, empobrecimiento de cuencas y ríos gracias a una
explotación minera que no es controlada por el estado, la cual constituye un
grave problema social, económico pues esta producción no paga impuestos,
ambiental por el uso indiscriminado de mercurio, metal peligroso cuyos efectos
perversos demoran más de 100 años en desvanecerse.
En esa medida en todos estos años desde el 2001 cuando se
promulgó la ley de la minería artesanal al presente somos testigos del fracaso
de la formalización minera, y de todo lo que ello significa, pues con precios
por encima de los 1,300 dólares la onza, la explotación aurífera constituye un
negocio rentable y atractivo para las poblaciones subempleadas del campo y la
ciudad.
Sí, con precios del oro fijados por el mercado
internacional superiores a los 1,300 dólares la onza, donde una onza troy
contiene 32 gramos, en la informalidad el gramo se puede cotizar entre 130 a
140 soles. Ello significa que un productor artesanal con una producción diaria
de cuatro a cinco gramos podría obtener al día en el peor escenario 520 soles,
y en la semana de seis días un promedio de 3,120 soles, lo cual supera de lejos
los ingresos propios de la actividad agrícola.
Es decir, para los sectores subempleados del campo y la
ciudad, la explotación aurífera constituye todo un atractivo, pues los bajos
costos de producción en la producción artesanal, y otras modalidades como
cooperativas, asociaciones etc., con precios que bordean los 800 dólares la
onza troy, la actividad es rentable. Ello significa que con precios por encima
de los 1,300 dólares, el negocio es más rentable.
Por ello la propuesta de PPK de utilizar mecanismos de
mercado, ofreciendo mejores precios por el oro obtenido ilegalmente a través
del Banco de la Nación, o un banco de fomento, con el compromiso de la
formalización productiva y el respeto de un plan de remediación ambiental,
parecía una medida razonable, frente a la interdicción policial-militar que ha
resultado un completo fracaso.
DESBALANCE
AURÍFERO
Resulta curioso que en pleno siglo XXI, en la problemática del oro, la ficción supera a la realidad. Con la información oficial de organismos del propio estado, la producción aurífera para la exportación supera la producción de oro declarada ante el ministerio de Energía y Minas, año a año, tal como puede observarse en el cuadro “Perú: Producción y Exportación de Oro” período 2004 al 2017
Así, en el 2017 con el gobierno de PPK según el Banco
Central de Reserva del Perú, en sus notas semanales declara que la producción
de oro exportado desde nuestro país representa la cantidad de 6,310 en miles de
onzas. Ello significa que se han exportado seis millones trescientas diez mil
onzas de oro hacia Estados Unidos, Suiza, Canadá que son los destinos
principales.
De otro lado, con las declaraciones del ministerio de
Energía y Minas procesadas por la Dirección General de Minería (DGM), la
producción formal ha sido para el mismo año del 2017 de 4,858 en miles de onza.
Es decir, la gran minería, mediana, pequeña y minería artesanal han declarado
cuatro millones ochocientos cincuenta ocho mil onzas.
Usted amable lector puede preguntarse cómo es posible que
se exporte mayores volúmenes a los formalmente declarados como producción
interna de oro. Ello pone de manifiesto la gravedad del problema de la
informalidad en la producción aurífera, que no concentra la atención de las
organizaciones ambientalistas, ni que decir del propio estado.
Solamente para el 2017 el diferencial entre los volúmenes
exportados de oro frente a los volúmenes producidos formalmente representa los
1,452 en miles. Ello significa que hay una producción equivalente de un millón cuatrocientos
cincuenta y dos mil onzas, que se exportan pero que no tienen un productor
reconocido.
Por tanto esa producción evade el pago del impuesto a la
renta que se constituye en la base para la determinación del canon minero.
Tampoco abona regalías ni mucho menos el gravamen ni el impuesto extraordinario
a la minería. Al respecto cabría preguntarse que hace al respecto la Sunat,
pues el Banco Central de Reserva identifica a los exportadores mineros de oro,
algunos de los cuales no tienen producción propia, y su negocio es la
comercialización, que en la jerga del sector se les reconoce como traders.
Es más, la sociedad en su conjunto producto de los
beneficios tributarios, establecidos en el régimen del fujimorismo, se reconoce
que no se exportan impuestos, por tanto el estado tiene que devolver a los
exportadores el impuesto general a la ventas
del 18 % (IGV), lo cual constituye todo un privilegio de los
exportadores.
CRECIENTE
EVASIÓN
En el cuadro respectivo se puede percibir el comportamiento creciente del diferencial entre la producción de oro exportada y la producción de oro formalmente declarada ante el ministerio de Energía y Minas. En el 2004 esa diferencia era de 386 mil onzas y en la medida que el precio internacional del oro se incrementa, también se incrementan las diferencias entre la producción exportada y la producción formalmente declarada.
Así, en el 2009 con precios del oro de 974 dólares la
onza, la diferencia entre los volúmenes exportados y los volúmenes formalmente
declarados supera por vez primera los niveles del millón de onzas, para ser
exactos suman los 1,057 en miles de onzas. Es decir, representan el millón
cincuenta y siete mil onzas de oro, que a los precios de mercado representa un
valor de US $ 1,028 millones de dólares que se tamizan, es decir se blanquean
con la exportación.
En el 2017 el diferencial entre los volúmenes exportados
y producidos formalmente representaron los 1,452 en miles de onzas los cuales a
precios de mercado de 1,257 dólares la onza, significan un valor de US $ 1,825
millones de dólares que se blanquean con la exportación, que no abonan impuesto
a la renta ni regalías, con lo cual se afecta a las regiones productores de
donde se obtiene esta producción aurífera.
EPÍLOGO
En verdad, el valor del oro exportado por encima del producido formalmente entre el período del 2004 cuando se inició el boom minero al 2017, es decir cuando los precios transitan de los 410 dólares la onza a 1,257 dólares, supera los US $ 14,396 millones de dólares, lo cual constituye una cruel paradoja propia de un crecimiento minero empobrecedor gracias a la informalidad con elevados niveles de contaminación y deterioro ambiental.
La debilidad interesada del estado para la regulación
expone los graves niveles de informalidad, donde el BCR identifica a los
exportadores pero no se interroga sobre el origen ni las condiciones de la
producción aurífera para la exportación. Solamente en un país como el Perú, puede
suceder esta aberrante situación, donde la riqueza de los exportadores
auríferos trae consigo la pobreza de las regiones mineras, en especial de Madre
de Dios, con formas pre capitalistas de producción.
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