Una forma de disminuir la utilidad imponible sobre la cual se aplica el 10 % de participación de los trabajadores en las utilidades de la industria y la tasa correspondiente del impuesto a la renta, está ligada a las relaciones que tiene una empresa con su matriz, y con las empresas vinculadas, que pueden ser consideradas como empresas hermanas, todas pertenecientes al mismo grupo económico. Así, los ingresos y egresos que se puedan generar se saldan al interior del grupo. Lo que se puede considerar egreso en una hermana, se asume como ingreso en la otra. ¡En fin todo queda en familia!
Un
caso extremo por la importancia sectorial que tiene en el negocio de la cerveza
es el monopolio ejercido por la “Unión de Cervecerías Peruanas Backus y
Johnston” y el rubro de las cuentas por pagar a las empresas hermanas del mismo
grupo, que suben como la espuma entre el 2016 al 2017, todo como una nueva
práctica monopólica a vista y paciencia de la Sunat, que está más preocupada en
perseguir y castigar a las pequeñas y microempresas, y ser tolerante con los
tiburones, que tienen un gran poder político y económico.
Como
se puede observar en el cuadro respectivo, las cuentas por pagar comerciales a
las empresas relacionadas del mismo grupo económico entre el 2016 y el 2017 se
han incrementado de 179 millones de soles a 1,659 millones. Es decir, en un
arte de alquimia alcohólica las cuentas por pagar han aumentado en términos absolutos
en 1,480 millones de soles, experimentando una variación de 826% de un año a
otro. Cabe interrogarse ¿Qué puede explicar tan drástico incremento de las
cuentas por pagar?
Si
se tiene presente que los ingresos de la empresa “Unión de Cervecerías Peruanas
Backus y Johnston” subieron en el período en referencia de 4,066 millones de
soles a 4,367 millones. Es decir, los ingresos aumentaron en términos absolutos
en 301 millones con una variación porcentual del 7.4% Por tanto ¿dónde está el
gato encerrado?
PRÁCTICAS MONOPÓLICAS
En principio se debe reconocer que el mayor accionista de esta cervecera es la transnacional belga AB Inbev que desde fines del 2016 en nuestro país es responsable de la fabricación de las marcas reconocidas de la Cristal, Pilsen Callao, Cusqueña, Pilsen Trujillo, Arequipeña. También procesa gaseosas como Guaraná, aguas minerales, bebidas nutritivas entre otras.
Es decir, es un monopolio que
procesa según fuentes consultadas la cerveza cuzqueña con el agua subterránea
extraída de sus pozos propios en su planta de Lima, pagando por cada mil litros de agua un equivalente a 0.14
céntimos de sol, cuando un consumidor promedio abona un poco más de 3.15 soles
por cada 1,000 litros, y los pobres urbano-marginales tienen que pagar más de 15
soles. ¡Todo ello constituye una cachetada a la pobreza que ha aumentado
gracias a los gobiernos lobistas de turno!
Esta
transnacional belga cuyo nombre completo es Anheuser-Busch Inbev adquirió en el
2016 los activos, pasivos y patrimonio de la inglesa Sab Miller que era la
empresa responsable en la elaboración de la Pilsen Callao y San Juan. Como
debiera ser evidente estamos ante un pulpo transnacional que en nuestro país es
un monopolio cuya competencia serían las cervezas artesanales y las bebidas importadas,
pero con las tarifas ridículas que paga por el agua subterránea y los bajos
costos de la energía eléctrica en la práctica no tiene mayor competencia en el
mercado cervecero.
Con
esta compra a nivel global AB Inbev se ubica a nivel mundial como la segunda
empresa en cuanto a generación de ingresos detrás de Pepsico que obtuvo 62,801
millones de dólares, seguida por AB Inbev que generó 45,558 millones de
dólares, superando a la Coca-Cola con 41,478 millones, Heineken con 23,000
millones entre otras.
CURIOSAS CUENTAS POR PAGAR
Como parte de un proceso de restructuración simple AB Inbev que tiene como objetivo fundamental maximizar las utilidades monopólicas a costa de los ingresos fiscales, de los consumidores que tienen que asumir sobrecostos y de los trabajadores que sufren el acoso laboral, con maltratos, abusos y un recorte en la participación de las utilidades en el 2017, que debe ser considerado el año estrella para la transnacional belga.
Como
resulta evidente en el cuadro respectivo en lo referente a las “cuentas por
pagar a empresas subsidiarias y relacionadas en el país” en el 2017 destacan los pagos que antes no
existían a las empresas Compañía Cervecera Ambev Perú SAC por 35.4 millones de
soles, a la empresa Backus Estrategia SAC por 8 millones y a la empresa Backus
Marcas y Patentes SAC que no tiene más de 20 trabajadores por la millonaria
suma de 715 millones de soles.
Debiera ser evidente que todo esta
construcción constituye un mecanismo empresarial para incrementar los costos, tercerizar
lo más posiible la fuerza de trabajo. Con la recreación de empresas
subsidiarias que tienen el mismo domicilio fiscal, la misma planta física hasta
los mismos gerentes, pero que jurídicamente constituyen otras empresas, se
aumentan los costos y gastos deducibles.
En tal sentido, debiera llamar la
atención los pagos que se hacen a la empresa Backus Marcas y Patentes SAC a la
cual se le debe abonar 715 millones de soles, empresa que se crea como parte de
la reconstitución empresarial.
En cuanto a las cuentas por pagar
a las empresas relacionadas del exterior, destaca los pagos por 130 millones de
soles a la empresa relacionada Bavaria S.A. y sobre todo a Racetrack Peru SRL a
la cual se le debe abonar 564 millones cuando en el 2016 la cuenta por pagar a
la misma empresa era un poco más de tres
millones de soles.
Si a todo esto se le suma que
todos los consumiores pagamos 172 millones de soles por los “servicios de
administración, consultoría y asistencia técnica brindados por la matriz”, como
si el negocio cervecero fuera una cuestión compleja. Evidentemente estos pagos
al exterior constituyen una fuga de capital, categoría prohibida en la
globalización de los mercados.
Ante
este perverso comportamiento empresarial el sindicato de trabajadores obreros
de la empresa “Unión de Cervecerías Peruanas Backus y Johnston”, está
organizando una paralización indefinida como protesta a los sobrecostos que
afecta a los consumidores, las políticas de tercerización, con despidos
laborales maquillados con la frase de retiro voluntario, y el recorte
arbitrario en la participación de los trabajadores en la riqueza creada, que se
reproduce en diversos sectores económicos como expresión de las políticas de
“cholo barato”.
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