sábado, 29 de enero de 2011

Regalías: abismales diferencias


Escribe: Jorge Manco Zaconetti

Como una necesidad histórica, una demanda nacional y por sentido común, se impone una mayor participación del Estado en la riqueza producto de la renta de los recursos naturales como los mineros y los hidrocarburos. De allí, que los responsables de Perú Posible y Gana Perú suscriban la tesis del impuesto a las ganancias extraordinarias obtenidas por la actividad minera.

Recordemos que con los elevados precios del oro (más de US$ 1,300/ onza), la plata (casi US$ 30/onza) y el cobre (más de US$4/libra), las tasas de rentabilidad están por encima del 40%. Así, de cada 100 dólares de ingresos por ventas, 40 serían utilidades netas.

Sin embargo, por las dificultades parlamentarias en su aplicación, un impuesto extraordinario sería poco factible pues, entre otras razones, se necesitaría un amplio consenso o una mayoría del partido de gobierno. Por ello, un mecanismo alternativo sería elevar las tasas de regalías mineras del 3% al 10% sobre el valor de la producción, como originalmente se propuso en el Congreso en el 2002.

Abonan a favor de esta propuesta los antecedentes en la explotación de los hidrocarburos –con tasas de regalías promedio del 32% y la elevación del royalty en Chile de un promedio de 4.5% a casi 14% del margen operativo–. Esto nos permitiría una ruta más corta para incrementar las rentas fiscales. Por último, las proyecciones del oro por encima de US$ 1,500/onza hacen necesaria una mayor participación fiscal en los beneficios extraordinarios.

Con respecto a los hidrocarburos, si bien no somos un país petrolero, todas las empresas petroleras, sin excepción, abonan regalías al Estado (sea en los contratos de licencia o servicios) para acceder a la propiedad de los hidrocarburos. Hay empresas que operan en los viejos campos de Talara que pagan regalías del 50% (Unipetro, empresa de la UNI, abona una tasa de regalías equivalente del 63%, la más alta del país). También hay contratos de riesgo firmados desde el 2003 que tienen tasas de regalías del 5%, las que aumentan cuando suben los volúmenes producidos.

En resumen, el promedio de la tasa de regalías en hidrocarburos es del 32%, sin considerar el impuesto a la renta. Así, las regalías pagadas por las empresas petroleras del 2005 al 2010 totalizan US$ 5,701 millones, frente a las escuálidas regalías mineras que apenas alcanzan US$ 840 millones (ver cuadro). En el 2010 las regalías mineras fueron US$ 214 millones versus US$ 1,393 millones en hidrocarburos.

En cuanto a la minería, incrementar las tasas de regalías del 3% al 10% sobre el valor de la producción de concentrados o su equivalente, para todas aquellas empresas que tienen ingresos por encima de US$ 120 millones, no sería suficiente. Debe existir la suficiente voluntad política del nuevo gobierno para renegociar los contratos de estabilidad jurídica, tributaria y administrativa de empresas como Yanacocha, Antamina, Tintaya, Cerro Verde y Barrick que, amparadas en cuestionados “escudos fiscales”, no están compartiendo con el Estado las rentas extraordinarias producto de los altos precios.

Tanto los hidrocarburos como los minerales constituyen recursos naturales agotables y no renovables, cuya explotación “descapitaliza” al país si la riqueza no es redistribuida equitativamente con el Estado para que éste pueda enfrentar y resolver los déficits de salud, educación, infraestructura, seguridad, etc.

Sin una razonable participación fiscal en las rentas extraordinarias –y sin una industrialización de los recursos mineros– se fortalece el modelo minero, que trae consigo un crecimiento empobrecedor.



Fuente: La República
Fecha: sábado 29 de enero de 2011

jueves, 13 de enero de 2011

CERRO VERDE: SIN REGALÍAS NI IMPUESTOS EXTRAORDINARIOS

SOBREGANANCIAS CON MAGROS SALARIOS



“Hacemos de conocimiento de las Autoridades y del público en general que los
Trabajadores Sindicalizados de Sociedad Minera Cerro Verde S.A.A. iniciaremos
una Huelga Indefinida ha iniciarse el día viernes 14 de enero del presente año
en contra de nuestro empleador por la negativa de la Empresa a dar solución a
los problemas de índole laboral que ellos han generado. Por ello, hacemos
responsable a Sociedad Minera Cerro Verde por los problemas que se puedan
generar durante este período de huelga”. Aviso pagado por la Junta Directiva del
Sindicato




Con los altos precios de los metales, como el cobre, oro, plata, zinc las empresas mineras están obteniendo utilidades extraordinarias que no están siendo compartidas con el Estado que es a nombre de la Nación el titular, es decir, el propietario de los recursos mineros, que como recursos naturales agotables no renovables debieran abonar al Estado una regalía, al margen de una participación sobre las ganancias extraordinarias que están percibiendo las mineras.

En tal sentido, resulta extraño que con las extraordinarias utilidades que se están obteniendo tengan problemas con sus trabajadores, no resolviendo sus problemas en trato directo, en especial el incremento remunerativo y las condiciones planteadas en el pliego de reclamos. De allí que debiera preocupar el anuncio de una huelga indefinida por iniciarse el viernes 14 de enero del presente en un aviso publicado en diversos medios de comunicación.

El caso de la Sociedad Minera Cerro Verde S.A.A. que como empresa minera tiene como accionista mayoritario a la transnacional Freeport Mc Moran Copper & Gold Inc de los EEUU con una participación de 53.56%, a Sumitomo del Japón con 21% y al grupo nacional de Cía. de Minas Buenaventura de la familia Benavides de la Quintana con 18.21%, y el resto 7.23% corresponde a otros accionistas principalmente trabajadores.

La extraordinaria rentabilidad de Cerro Verde S.A.A. puede observarse en el cuadro resumen “Sociedad Minera Cerro Verde: Comparación de los Estados Financieros” a setiembre del 2005 a enero/setiembre del 2010, donde los ingresos por ventas se incrementaron de 240 millones de dólares a más de 1,585 millones, alcanzando su pico más elevado en el 2008 cuando subieron a los 1,809 millones de dólares.

Si bien estos mayores ingresos se explican por una mayor producción pues en el 2005 se producían 94 mil toneladas de cobre fino, en el 2008 se alcanzaba la cifra de 324 mil toneladas y a noviembre del 2010 sumaban las 284 mil toneladas de cobre fino, también los importantes ingresos alcanzados se deben al “boom de precios” en el cobre que de 167 centavos de dólar la libra en el 2005 se incrementaron a 323 centavos en el 2007 para alcanzar un promedio de 342 centavos la libra en el 2010, con tendencia al incremento, pues en los últimos meses la libra del metal rojo se mantiene por encima de los 425 centavos, es decir US$ 4.25 dólares la libra. Evidentemente con estos precios y costos operativos menores a un dólar la libra, Cerro Verde está obteniendo utilidades extraordinarias que no están siendo compartidas con el Estado, los gobiernos locales y sus trabajadores.

Ello se pone de manifiesto en el nivel de las utilidades operativas, pues estas transitan en el período enero/setiembre del 2005 de 140 millones de dólares a los 1,283 millones a setiembre del 2008 para llegar a los 1,073 millones a setiembre del 2010, es decir, las utilidades operativas en el período considerado prácticamente se multiplican por casi siete veces. En el mismo sentido, las utilidades netas pasan de los 120 millones a septiembre del 2005, para arribar a los 818 millones en el 2008 y alcanzar los 679 millones a setiembre del 2010. Es decir, las utilidades netas o residuales se multiplicaron por casi cinco veces.

En tal contexto, con una mayor producción producto de mayores inversiones con el beneficio de la reinversión, que reconocía deducir hasta el 80% del abono del impuesto a la renta por concepto de reinversión sumado a los mayores precios internacionales, y a los bajos costos laborales en la estructura de costos, resulta difícil de entender que no se pueda resolver en trato directo los asuntos relacionados con el pliego de reclamos presentados por los trabajadores. Ello demostraría la “santa alianza” de la “Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía” para no incrementar sustantivamente las remuneraciones de los trabajadores del sector.



UN POCO DE HISTORIA

Si se tiene presente que la unidad minera de Cerro Verde en la década de los noventa perteneció hasta 1993 al Estado, concretamente a la empresa estatal Minero Perú. Así, el 10 de noviembre de 1993 el 100% de las acciones del capital social fue adjudicada a la empresa Cyprus Minerals Company la cual efectuó una propuesta económica de US$ 37 millones sobre un precio base de US$ 30 millones, con un compromiso de inversión de US$ 485.3 millones cuando la inversión base era de US$ 60 millones.

Los montos mencionados refleja claramente la esencia de la privatización en el sector minero donde el Estado durante el gobierno del presidente Fujimori transfirió empresas rentables, ricos yacimientos a precios de remate, con el agravante que pasado el tiempo Cyprus Minerals fue absorbida por Phelp Dogde Mining Company y luego la Phelp Dogde fue a su vez en parte absorbida por Freeport Mc Moran Copper & Gold Inc. de los Estados Unidos de Norteamérica. En todas estas transferencias accionarias el Estado no recibió un dólar pues formaron parte de las transacciones en el exterior en el marco de la globalización y la especulación financiera.

Ello significa que la unidad de Cerro Verde entre 1993 al 2006 ha pasado por varias manos, y si se tiene presente que el Estado la transfirió por US$ 37 millones de dólares se puede tener una idea de la renta minera que fundamentalmente se apropian los accionistas. Si a ello se agrega que no abonan las regalías mineras que se fijan como un 3% del valor del concentrado de cobre más los beneficios tributarios que goza, nos expone una situación crítica que debe ser corregida para bien de las partes.

En los últimos años la rentabilidad neta, es decir la utilidad neta entre los ingresos ha representado tasas de 65% en el 2005, 66.6% en el 2006, de 45% en el 2007, para disminuir en el 2008 a una tasa de 39% y recuperarse en el 2009 a un 40%, y este año superara el 45%. En promedio se puede afirmar que de cada 100 dólares de ingreso, la empresa obtiene 50 dólares de utilidades netas. Evidentemente de mantenerse los precios por encima de los cuatro dólares la rentabilidad será superior.

En dicho contexto sea cual fuese el nuevo gobierno debiera replantearse una mayor participación del Estado en la renta minera sea a través de un impuesto extraordinario a las ganancias extraordinarias, y/o del abono estricto de las regalías mineras, ley vigente desde el 2004 que dicho sea de paso el “cogollo minero”, constituido por la Mra. Yanacocha, Mra. Antamina, Mra. Tintaya, Mra Cerro Verde y Mra. Barrick Misquichilca, se rehúsan de abonar al Estado.

Con estos ingresos dejados de pagar por concepto de las regalías, los cuales se distribuyen íntegramente a favor de los gobiernos regionales y locales se tendrían mayores recursos para el desarrollo de ventajas competitivas, para hacer realidad las sinergias entre la ciencia y tecnología aplicadas al bienestar regional sobre todo campesino.

De allí que el abono integral de las regalías y una mayor participación del Estado en la renta minera por medio de un impuesto extraordinario a las utilidades debiera ser una demanda de las autoridades regionales recientemente elegidas.

Y en el caso de los conflictos laborales sería deseable que los mismos se resuelvan en trato directo, evitando las huelgas indefinidas solamente por incrementos remunerativos. El sindicalismo moderno se renovaría en su esencia, si en la plataforma de lucha en los sindicatos de las grandes empresas se levantara el tema de los mayores ingresos para el Estado, por medio de un impuesto extraordinario y/o el abono integral de las regalías.

Solamente el dogmatismo empresarial pretende ajustar los salarios a la inflación anualizada, y a las deprimidas remuneraciones del mercado local, obviando las utilidades extraordinarias y los mínimos costos laborales, como se pude observar en el cuadro “Relación del Gasto de Personal y los Ingresos”



En tal sentido, resulta evidente que la participación de las remuneraciones de los trabajadores de la Mra. Cerro Verde en relación a los ingresos por ventas está por debajo del 3.20%, incluso a un nivel menor al promedio de las empresas mineras que cotizan en la Bolsa de Lima. De allí, la necesidad de llegar a puntos de consenso entre el capital y el trabajo, donde los incrementos remunerativos estén en relación a la posición de mercado de la empresa y el grupo de pertenencia, a la rentabilidad y sobre todo a la productividad del trabajo.

jueves, 6 de enero de 2011

PERÚ: COMBUSTIBLES SIN BRÚJULA NI TRANSPARENCIA

GOLPE A LA ECONOMÍA POPULAR


Los precios de los combustibles constituyen un tema sensible en la economía popular pero también para la clase política, al respecto el gobierno del Dr. Alan García en su fase terminal ha demostrado una vez más una falta de transparencia para informar debidamente las razones por las cuales en los últimos días de diciembre del 2010 como regalo de fiestas navideñas se han incrementado los precios de los combustibles, afectando sobre todo a los más pobres del país, por los efectos multiplicadores en los costos de fletes, precios de los alimentos, tarifas eléctricas, etc.

A diferencia de Bolivia donde el extremismo populista de Evo Morales tuvo que retroceder al “gasolinazo” en los precios de los combustibles frente a la protesta social, en nuestro país hemos asumido el extremismo liberal en relación a la fijación de los precios de los combustibles con el beneplácito del organismo regulador, donde se asume dogmáticamente el principio de la paridad de importación, que resulta la aplicación de la teoría del “costo de oportunidad” donde se supone que los precios del petróleo y derivados son los vigentes en el Golfo de México, tomando como precio marcador el WTI, bajo el supuesto que el total del crudo y derivados consumidos en nuestro país es importado, lo cual no se condice con la realidad.

Por el contrario, en defensa de la economía del consumidor y la competitividad se trata de asumir una racionalidad económica que afecte lo menos posible la economía popular, preserve la estabilidad macroeconómica de precios, y de otro lado, regule las importantes utilidades que están obteniendo las principales empresas del sector de hidrocarburos, en especial las productoras del llamado gas licuado de petróleo (GLP), derivado en el cual somos absolutamente autosuficientes a diferencia del diesel 2 que se importa y se vende a precios internacionales.

El caso más clamoroso ha sido las “marchas y contramarchas” respecto al gas licuado de petróleo (GLP) o más conocido como gas doméstico que se vende mayormente en balones de 10 kilos y al granel, usado por las amas de casa, los negocios de comercio, restaurantes y en el parque automotor.

Al respecto, se pretendió por decisión del ministro de economía y finanzas (MEF) imponer un impuesto selectivo de casi cuatro céntimos de nuevo sol por kilo, el cual se puso de manifiesto en el listado de precios del 28 de diciembre del 2010, lo cual hubiese significado solamente por concepto de impuesto al selectivo al consumo un ajuste de aproximadamente S/ 0.40 centavos por balón de 10 kilos, incremento que se hubiese dado al margen de la subida de precios del productor del gas licuado.

Es decir, este doble desaguisado fiscal cocinado en el Ministerio Economía y Finanzas tuvo que ser corregido por nuestro omnisapiente y omnipresente Presidente de la República que “todo lo sabe y todo lo puede”, como ha sido puesto de manifiesto en múltiples oportunidades. Es decir, la intervención política en los precios de los combustibles ha sido la norma en este régimen que termina, sin respetar la más mínima racionalidad económica.

En el fondo los precios del GLP igual subieron a pesar del retiro del impuesto selectivo al consumo, pues se elevó la franja superior del llamado fondo de estabilización, reduciendo el subsidio, por tanto el ajuste del precio estimado por kilo pasó de 1.74 nuevos soles a 1.78 por kilo de GLP, según el listado de precios de PetroPerú vigente a partir del 30 de diciembre del 2010. Por tanto, gracias a la modernidad ¡la vigencia del impuesto selectivo al consumo de GLP apenas duró 48 horas!

Al respecto, la práctica y el sentido común nos advierte que un incremento de 40 céntimos por un balón de 10 kilos se traduce para el consumidor final por las distorsiones en la cadena de producción, distribución y comercialización en un aumento de un nuevo sol en promedio más o menos. Claro se puede argumentar que un nuevo sol adicional sobre un precio promedio de 33 nuevos soles no resultaría significativo; sin embargo nuestra posición al respecto es que los precios del GLP no debieran subir sino por el contrario disminuir gracias al efecto Camisea, que con la producción de los líquidos de gas natural de los lotes 88 y 56, está produciendo en promedio para el 2010 más de 37 mil barriles diarios para una demanda interna de un poco más de 32 mil barriles diarios de GLP.

Es decir, gracias al efecto Camisea, al aprovechamiento acelerado de los líquidos solamente con la producción de los lotes 88 y 56 bajo responsabilidad operativa de Pluspetrol Perú Corporation se cubriría en demasía el mercado nacional. De allí, la paradoja económica que mientras más GLP producimos los precios internos en lugar de bajar se incrementan.

Por tanto, en el presente artículo y los próximos estaremos analizando la estructura y dinámica de los precios de los combustibles en el Perú con un análisis comparativo a nivel regional, con el objetivo de contribuir al debate técnico en las propuestas que los diversos partidos y grupos políticos presentarán de cara a las próximas elecciones de abril.

¿QUIÉNES PRODUCEN GLP?

El cuadro en referencia “Perú: Productores de GLP según Refinería y Planta de Fraccionamiento 2007 al 2010 (a octubre)” expresado en miles de barriles diarios de GLP nos presenta a las diversas empresas que están produciendo este combustible que se puede obtener mediante la refinación del petróleo crudo como sería el caso de las empresas de PetroPerú y de Relapasa empresa refinera que tiene como principal accionista a la transnacional española Repsol-YPF.

Las otras empresas productoras como Procesadora de Gas Pariñas que utiliza el gas natural húmedo proveniente del lote Z-2B y que actualmente es operado por la empresa colombo/coreana Savia Perú, luego está Pluspetrol Perú Corporation, seguida por la empresa nacional Graña y Montero y la norteamericana Aguaytía.

Como resulta evidente el promedio diario al mes de octubre del 2010 en la producción de gas licuado de petróleo (GLP) ha sido de 47,260 barriles diarios, de los cuales 6,610 provienen del proceso de refino, lo cual representa apenas el 14% del total de la producción nacional de este derivado. Se reconoce que los mayores costos de producción en el GLP están ligados a la planta de craqueo catalítico en las unidades refineras de Talara-PetroPerú y La Pampilla de Repsol.

Por tanto, el argumento que justifica el incremento de los precios internos de GLP en correlación a los precios internacionales del crudo debe ser revisado, pues el grueso de la producción del gas licuado de petróleo se obtiene de las plantas de fraccionamiento del gas natural y sobre todo de los líquidos de Camisea, recursos en los cuales el país es autosuficiente, y lo será aún más cuando la producción de líquidos proveniente de los lotes 88 y 56 se incremente de los 76 mil barriles diarios a más de 120 mil barriles con el programa de inversiones del Consorcio Camisea.

En el caso de PetroPerú, la refinera estatal en Talara con el crudo liviano que se extrae en el norte del país, principalmente de los lotes bajo responsabilidad de Petrobras, Savia Perú, Interoil, Sapet, BPZ, Olympic etc., es que se obtienen una serie de derivados entre ellos el GLP, que representan volúmenes cercanos a los 5,000 barriles diarios como se puede observar en el cuadro de referencia. Es decir, PetroPerú es responsable para el 2010 a octubre, de una producción de 4,890 barriles diarios lo cual significa apenas el 10% de la producción interna de gas licuado de petróleo, que sumaba los 47,260 barriles diarios ver cuadro.

La mayor parte de la producción de GLP de PetroPerú se traslada al mercado de Lima desde Talara cubriendo más de 1,200 kilómetros de distancia, este mercado representaba para el 2010 un promedio de casi 20 mil barriles diarios frente a una demanda interna de 32 mil barriles. Es decir, la capital tiene una participación del 62% de la demanda interna de este derivado. Por tanto, la petrolera estatal con la producción de GLP proveniente de Talara más lo que le compra a precios internacionales a Pluspetrol en la Planta de Pisco, un promedio de 8 mil barriles diarios puede satisfacer en parte el mercado de la ciudad capital.

EPÍLOGO

Lo cierto es que somos autosuficientes en GLP gracias al efecto Camisea con el aprovechamiento de los líquidos de gas natural, cuya extracción y transformación constituyen un proceso más barato en relación al GLP obtenido por la refinación del crudo. Por tanto, las empresas que obtienen este derivado a partir de los líquidos de gas natural y del gas húmedo están obteniendo sobreganancias y rentas diferenciales pues se alinean con los precios y costos del GLP procesado a partir del petróleo, lo cual afecta los intereses y los bolsillos de los consumidores, en especial de las amas de casa.

En conclusión al mes de octubre del 2010 de una producción interna de 47,260 barriles diarios de gas licuado de petróleo (GLP), la demanda interna se satisface con un poco más de 32,133 barriles y como promedio se exportaban volúmenes superiores a los 12,144 barriles de GLP, constituyéndose la empresa Pluspetrol Perú Corporation en la responsable de la exportación en forma de GLP, butano y propano.

Por tanto, una efectiva regulación de los precios de parte de Osinergmin debiera apostar por la transparencia sobre la determinación de los costos de producción en los diversos combustibles, en especial del gas licuado de petróleo que ha tenido un crecimiento vertiginoso desde los años noventa a la fecha. Con una real estructura de costos se podrá demostrar la doble paradoja en el mercado del gas licuado en nuestro país, pues se demostraría que se estaría exportando el gas licuado a precios relativamente menores a los vigentes en el mercado interno.

Por último, cabría preguntarse qué regulación económica es aquella donde siendo autosuficientes en la producción del gas licuado de petróleo gracias al “efecto Camisea”, se tiene que depender de las tendencias internacionales del precio del petróleo cuando somos autosuficientes en la producción de líquidos, con el agravante que tales reservas fueron descubiertas por la Shell en 1984 y devueltas al Estado peruano en 1996. De allí, la necesidad de buscar un equilibrio ajeno al populismo subsidiador como a los abusos de mercado.